Todo es según el color
Asombra comprobar cómo, en cada ayuntamiento de la complicada geografía espa?ola, los pasos de cebra se pintan según el capricho del edil correspondiente. Los hay para todos los gustos: azules y blancos, rojos y blancos, y, afortunadamente, también los he visto de blanco y asfalto visto, tal como indican las normas. Ha habido municipios en los que he llegado a pensar que la confusión cromática se producía en función de la composición política de sus responsables. El rojo podía atribuirse a la izquierda, el azul, como ocurre en los bancos del Congreso de los Diputados, a la derecha, y el blanco reglamentario, a los ayuntamientos dirigidos por un alcalde independiente.
Pero bromas aparte, la cuestión no es baladí y afecta a la seguridad de los peatones, sobre todo, de los de mayor edad. El rojo no se ve durante la noche y el azul tampoco. El problema se agudiza con lluvia y, por si fuera poco, en muchas ciudades con un gran núcleo de población y un tráfico intenso, la pintura está deteriorada y en muchos sitios ha desaparecido casi totalmente. El blanco, con espacios dejados al propio color del asfalto, tiene una fácil explicación. En primer lugar, el blanco es el color más lumínico, mientras que, el rojo, el azul y el negro figuran entre los que menos detecta el ojo humano. Por otra parte, la razón por la cual se dejan franjas de asfalto sin pintar entre las blancas, tiene su explicación. La pintura que se emplea está plastificada, y cuando se moja, es altamente deslizante.
En esas condiciones resulta casi imposible que los cuatro neumáticos de un automóvil coincidan a la vez sobre las franjas pintadas. De esta forma, los de un lado siempre tendrán una mayor posibilidad de adherencia sobre el asfalto en una frenada de emergencia. En caso de las motos, ya se cuida el motorista de evitar en lo posible las se?ales horizontales pintadas sobre el asfalto, sabedor del peligro que encierran frenando o en curva. Para finalizar, no puedo dejar de hacerme una reflexión. Si algunos políticos son incapaces de ponerse de acuerdo sobre asuntos que muchas veces producen asombro al hombre de la calle, cómo podemos esperar que se pongan de acuerdo sobre el color de la pintura de los pasos de cebra. Tal como reza el viejo proverbio, "todo es según el color del cristal con que se mira".
Paco Costas