La burbuja inmobiliaria mundial
Fernando Martín Huesca
La actual burbuja inmobiliaria mundial (la mayor ESTAFA de la historia) es una clara estrategia de control social ante un próximo futuro de escasez de recursos energéticos.
El salvajismo urbanístico y especulador que se ha esparcido a lo largo y ancho del planeta en los últimos a?os, alimentado por unos tipos de interés que en ciertos países han alcanzado mínimos históricos (cuya razón no es solo por los atentados del 11-S y sus efectos posteriores, o por la creación de la moneda única en Europa) no han sido una desgracia divina ni una casualidad. Todo ha sido un maquiavélico plan que ha llevado a?os desarrollarse, un meticuloso movimiento de fichas en el tablero de juegos internacional, los cuales se han realizado con total impunidad por parte de las grandes corporaciones económicas mientras los gobiernos y sistemas judiciales miraban hacia otro lado, lo que es una clara muestra de la IMPOTENCIA de los gobiernos para controlar las economías de los estados a los que representan, y de los sistemas judiciales para hacer cumplir las leyes en dichos estados. En ciertos estados, como Espa?a, incluso se modificaron leyes y fiscalidades para potenciar el desarrollo de la burbuja, clara muestra de la implicación de los poderes político y judicial en dicha conspiración.
En algunos casos debido a la falta de FORMACIÓN y de INFORMACIÓN acerca de anteriores burbujas financieras y evolución de los ciclos económicos, y en otros casos debido a la CODICIA ante la errónea creencia de que la vivienda es un valor "diamante" que siempre se revaloriza cualesquiera que fuesen las circunstancias (cuando en realidad es un activo que se deprecia en el tiempo, que requiere de un alto coste de mantenimiento y que está anclado eternamente en una misma ubicación geográfica), han hecho caer en la TRAMPA FINANCIERA a millones de personas (los peones en este tablero de juego), las cuales han pagado sin rechistar unas ingentes cantidades de dinero prestado que deberán devolverse con unos intereses crecientes (inicialmente bajos para hacer de "combustible" de dicha burbuja inmobiliaria y hacer caer en la trampa/estafa a buena parte de la población mundial), intereses tanto más elevados cuanto más se dilata la deuda en el tiempo, al margen de la calidad del producto que han comprado. Ahora el escenario se NORMALIZA y las fichas del juego comienzan a tomar sus posiciones finales: tipos de interés al alza (aunque con altibajos para disimular el objetivo reale d dichas variaciones) y mercado inmobiliario contrayéndose.
El objetivo establecido al inicio del juego se ha conseguido casi en su totalidad: trasvase de los ingresos presentes y futuros de la clase trabajadora hacia las clases altas. La hipoteca, unida a un inminente escenario de carestía de empleo y de empeoramiento de las condiciones laborales, supondrá la desaparición de la clase media para aquellos que han caído en la trampa/estafa. ESTAFA, porque se han pagado fortunas por un producto (la vivienda) cuyo valor real es muy inferior a lo pagado por ello y con unas calidades mediocres, y TRAMPA, porque la financiación de dicho producto se ha hecho de tal forma que muy difícilmente podrá devolverse la deuda contraída.
El hipotecado no tendrá los medios económicos suficientes para devolver su deuda, con lo que la hipoteca se convertirá en esclavitud económica de por vida y, en algunos casos, transgeneracional. La hipoteca "impagable" se convertirá en el medio más efectivo de control social: al hipotecado se le limitará efectivamente la movilidad, el consumo (principalmente el energético), las reivindicaciones laborales (por miedo a perder su fuente de ingresos) y se socavará su dignidad como persona. Aún en el supuesto de que disponga de ciertos recursos económicos, el ahogo provocado por la deuda creciente, las inestabilidad laboral y el coste creciente de los recursos energéticos y alimenticios hará que cada vez sea más pobre. Cuando, por los procesos de ley, el hipotecado esté a punto de perder su hogar, se volverá más dócil y se le gobernará más fácilmente con la influencia del brazo fuerte del gobierno, quien le dará migajas en forma de ayudas y subvenciones que lo único que harán será prolongar su agonía y la de sus familiares, migajas cuyo fin principal será el fortalecimiento de los principales financistas, verdaderos controladores de todo el sistema mundial. Por todo ello, la gente perderá definitivamente la confianza y credibilidad en los gobiernos y en las instituciones actuales.
El hipotecado tampoco dispondrá de recursos suficientes para dar una educación de medio/alto nivel a sus descendientes (si es que llega a tenerlos y puede mantenerlos) por lo que la hipoteca servirá también de cimentación para el muro de separación entre las futuras clases sociales. Y es que no hay manera más directa de capturar a una nación que a través de su sistema de crédito.
Llegado a ese punto, y una vez eliminada la clase media, la sociedad quedará dividida "básicamente" en cuatro grandes grupos de personas e infrapersonas: 1) Los pobres que no tienen recursos económicos. 2) Los semi-pobres que, aun teniendo recursos, tienen una deuda perpetua que nunca podrán terminar de saldar, 3) Los ricos con grandes recursos económicos, perceptores de la renta perpetua del grupo 2). Y 4) Los semi-ricos que, sin tener grandes recursos, no tienen deudas impagables.
Los del grupo 2) se convertirán efectivamente en ESCLAVOS del grupo 3), pues una deuda que crece con el tiempo (tipos de interés controlados por el poder económico) no puede nunca ser devuelta. Llegado a ese punto, pasar del grupo 2) al 3) será entónces imposible. JAQUE MATE.
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