Vivir es
una bella forma de seguir muriendo,
aunque,
falta sangre en mi hospital
donde soy un prisionero de mi guerra.
Soldado raso,
agonizante en los campos de arroz,
preso olvidado
en la ofensiva de mi incendio.
Sumiso ante las cenizas
del “Match-3”,
mi espíritu,
cuando se rompe la barrera,
barrera del sonido,
sonido de mi posicionamiento.
Salta a la vista,
en la explosión,
que algo de luz he alcanzando,
mas,
sigo siendo un soldado raso,
en los campos de arroz...
Ya hay frescos en mi Capilla Sixtina,
y una flecha candente
surge, vibrante,
entre la lluvia y los frutos de acebo.
Nada importa cuando
falta sangre en mi hospital,
cuando mis músculos,
viven aún, lívidos,
tras la hemorragia incontenible.
Heridos,
hay miles de heridos,
en la batalla del amor...
BASTET
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