Caza al policía: heridos por los perros de un narco y objetivo del PACMA
Tres agentes de Tenerife siguen de baja tras el ataque de cinco perros de presa en una detención
«Vi que me incapacitaba o me mataba», cuenta uno de ellos. La intervención desató una feroz campaña de activistas en redes sociales
CRUZ MORCILLO
Madrid
14/04/2023
Actualizado 15/04/2023 a las 05:43h.
Iban a detener a un presunto narco, orden judicial en mano, y acabaron enfrentándose a una jauría de perros de presa propiedad del sospechoso, heridos, y acosados después en las redes sociales. Los han tildado de asesinos (tuvieron que tirar de arma para defenderse de los animales), los han amenazado y difundido sus datos e imágenes. Los protagonistas, tres agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) destinados en Tenerife, continúan de baja más de dos semanas después sin que haya cesado la 'caza al policía'.
«Sentí que mi vida corría peligro. Hubo un momento -porque se hizo muy largo- en que pensé que si el animal me enganchaba bien, podía incapacitarme o matarme». ABC ha hablado con los policías heridos. Coinciden en que las lesiones físicas se curan -«lo tenemos asimilado», dicen-, pero el señalamiento y acoso al que se han visto sometidos les ha superado. La intervención formaba parte de una operación antidroga en la que ya había detenidos.
La mañana del 29 de marzo iban a practicar otro arresto en la localidad tinerfeña de San Isidro, con orden de entrada y registro en la casa del sospechoso. Lo vieron salir de la vivienda con dos perros y pegado al móvil. Al acercarse los tres agentes de paisano se dieron cuenta de que llevaba cinco perros potencialmente peligrosos (American Bully) en total, sueltos y sin bozal. Le ordenaron que dejara el teléfono y atara a los animales, pero el individuo, corpulento y ágil, echó a correr, perseguido por los agentes y los perros.
Uno de los policías logra interceptarlo en un descampado cercano y él empieza a azuzar a los animales, que se colocan en posición de ataque contra los agentes. Los llama por su nombre y estos responden.
La secuencia contada por los investigadores resulta angustiosa. Mientras sucedía, un vecino la grababa al otro lado del descampado. Los mirones, conocidos del sospechoso, se arremolinaron alrededor multiplicando el riesgo de la intervención ya de por sí muy complicada. Los insultos se sucedieron: «¡Asesinos, maricones, hijos de puta...!», les gritaron mientras los perros se lanzaban contra ellos.
Uno de los policías sujetaba al detenido en el suelo. «¡Agarra a los perros que me muerden!», le pidió. El presunto narco no hizo caso. Todo lo contrario, siguió llamándolos por su nombre (Canario, Chicote...), azuzándolos contra el agente e intentando zafarse.
El segundo funcionario sacó su defensa y logró controlar a dos de los canes, pero tropezó y cayó al suelo. Aunque consiguió levantarse de inmediato uno le mordió en la cabeza y le clavó un colmillo. No le pudieron suturar la herida por la zona en la que está; solo se la taponaron y aún tiene que ir a las curas.
Minutos de tensión
«No podíamos abrir fuego porque estaba el compañero y el detenido en línea. Fueron unos minutos eternos»
«No podíamos abrir fuego porque estaba el compañero y el detenido en línea. Fueron unos minutos eternos», cuentan los investigadores, acostumbrados a actuaciones en la calle.
«Estábamos vendidos. Si me coge la yugular no lo cuento». Sufrió además lesiones en la mano derecha y en el codo a causa de otras dentelladas aunque logró sacar el arma y hacer dos disparos. El otro policía había hecho uno más.
Uno de los agentes recibió una dentellada en la cabeza; también sufrió heridas en la mano y en el codo. Otro presenta una mordedura en la pierna derecha y erosiones. El tercero continúa de baja como sus compañeros SUP
Los dos canes a los que habían frenado con la defensa se apartaron. Los tres restantes resultaron heridos. Con los disparos los mirones (amigos y vecinos del detenido, incluida su mujer) se desataron, se acercaron y aumentaron los insultos y los gritos.
El vídeo dura menos de dos minutos; la secuencia completa es más larga. Les dio tiempo a pedir refuerzos. Cuando llegaron sus compañeros los tres agentes tenían lesiones de distinto tipo por las que aún están de baja.
Las imágenes difundidas por el Partido Animalista PACMA se convirtieron en virales en unas horas. Al vídeo lo acompañaba el siguiente texto: «Imágenes sensibles: policías abaten a tiros a varios perros en Tenerife durante una detención (...) Por esto nos hartamos de pedir que las Fuerzas del Orden estén instruidas y preparadas para intervenir con animales».
Los funcionarios no daban crédito cuando empezaron a avisarles su familia y sus amigos de que se habían convertido en la diana de cientos de personas que trataban de identificarlos y saber incluso dónde vivían. Los policías, a la orden del Juzgado número 4 de Granadilla en una investigación secreta por narcotráfico, pasaron a ser «asesinos» de animales indefensos. Aún les dura el estupor.
Tanto que los psicólogos de la Policía están haciendo un seguimiento de su caso y alguno ha optado por recluirse en su casa ante el señalamiento social. El presunto narco no ingresó en prisión aunque las pesquisas continúan.
«No está en los manuales»
«Es una intervención atípica que no te la enseñan en los manuales. Pero, ¿habrían reaccionado igual si esos perros hubieran atacado a una niña? ¿Qué se supone, que no podemos hacer uso de nuestros medios ante un peligro real?», se preguntan.