Mejor rezar en silencio por París que hacer el ridículo a gritos en Redes Sociales
•Los atentados de París sacan lo mejor y lo peor nuestro en redes sociales
Noche de terror en París. Una jornada manchada de rojo que marcará odios, calendarios militares y libros de historia. El dolor, la empatía con las víctimas y la vergüenza de compartir especie con los asesinos ha protagonizado la mayoría de los pensamientos y opiniones públicas y privadas en la noche más triste del siglo en Francia.
Pero también las miserias, las opiniones oportunistas, la mala praxis periodística, la demagogia y la propaganda ideológica han sobrevivido a este caos informativo del 13N. Y todo queda igual de escrito para escarnio de sus autores. Da igual la categoría o condición de estos. Hay anónimos, periodistas, políticos, presentadores, humoristas, cuentas parodia o tuitstars con grandes aptitudes para convertirse en cuñados del año.
Las Redes Sociales permiten vivir en directo lo que hace 20 años pasaba por el tamiz de mil periodistas. Desde el primer disparo hasta que termina el terror podemos vomitar sentimientos, escupir insultos o ir narrando como reporteros de pacotilla nuestra Tercera Guerra Mundial. NO hace falta opinar de todo y menos con la sangre aún hirviendo.
El terror no cambia a las personas, simplemente las descubre. Cuando no sabemos conservar la calma ante una situación de pánico desnudamos nuestra verdadera personalidad y disparamos como pollos sin cabeza en todas direcciones. El miedo nos convierte en tremendos gilipollas que ponen a trabajar las neuronas en la primera sinapsis que pillan. Antes nos acurrucábamos en el sofá detrás de una radio o televisión, ahora tenemos una cuenta de twitter para vomitarlo.
En este comportamiento no hay ideología. Podemos ser extremadamente repugnantes desde la derecha, la izquierda o el solicitado centro. La realidad es que tanto la violencia, como la estupidez son patrimonio de nuestra especie no de un partido. Aprovechar una desgracia para meter tu coletilla ideológica es tremendamente oportunista e irresponsable. Aunque sea un derecho legítimo e imprescindible.
También los medios ha aportado su granito de arena en esta playa del mal gusto. Bien por pura estupidez, prioridades ridículas o por la mala elección de sus recursos a la hora de informar.
Buscar justificaciones o argumentos políticos de actualidad a un atentado desde la primera bala es una falta de respeto a las víctimas y a la inteligencia... pero funciona. Los líderes del cuñadismo tienen centenares de palmeros que abrochan entre vítores sus vomitonas sin esperar mucha reflexiones profunda. Así es Twitter. El duelo es un ejercicio muy sano para el autocontrol que se inventó para algo. Aunque en este caso haya más de oportunismo para ganar visibilidad que inteligencia.
Tremendo lo de París y a pesar de esto los catalanes seguirán el lunes dando por ....
— MMD (@chicatiopepe) noviembre 13, 2015
En esta categoría destacar un ejemplar en peligro de extinción por deriva genética y selección natural. Busco visibilidad con experimentos que disculpen algo mi estupidez.
Incluso forzar sutilmente un comentario o rescatar un recuerdo personal para mostrar empatía —aunque seas líder político de opinión— también es un error de bulto. "Yo, yo... y solo yo". Los protagonistas no somos nosotros sino las víctimas. Quizás es la fuerza de la costumbre o la resaca de un Community Manager un sábado por la mañana.
El problema no es patrimonio de la que llaman nuestra nueva política. Otros grandes líderes de opinión, llamados a presidir el futuro, también buscan el voto fácil con el oportunismo de una tragedia (la de enero y la de ahora). Lo peor, el Mundo está en sus manos, no en las nuestras.
Todo esta corriente de opinión banal que han levantado los atentados se desmonta con la misma brevedad y rapidez con la que ha nacido. Basta un poco de cordura para asentir, agachar la cabeza y lamentarse de tanta estulticia.