Leeros esta columna de opinion publicada en EL PERIODICO hoy:
17/6/2008 LOS DÍAS VENCIDOS // JOAN BARRIL
El 'enigma Rosebud'
LEONARD BEARD JOAN BARRIL
Jamás sabremos dónde está la verdad porque cada uno tiene la suya. O sea, que antes de incurrir en un delito de desacato, debo advertirles que no busquen la verdad en la prensa o en los medios de comunicación ni mucho menos en esta humilde columna. Pero, una vez advertidos de las limitaciones de este oficio, también les aconsejo que no busquen la verdad en las sentencias judiciales. A veces algunas son más ciertas que otras, pero una sentencia no deja de ser una acumulación de declaraciones contradictorias, partes médicos interesados y errores de transcripción que nadie se preocupa de corregir.
También está la policía. No siempre la verdad es lo que se encuentra en un atestado policial. El conflicto es triple: si la acción policial es dudosa, si la sentencia judicial es sospechosa de prejuicio, ?cómo quieren ustedes que contemos cosas ciertas?
El desenlace del que podríamos denominar caso Rosebud arrastra los mismos enigmas que impregnaron al Ciudadano Kane de Orson Welles. Una de las secuencias más gloriosas de aquella película es la que muestra cómo Kane, interpretado por Welles, regresa de la ópera, donde su amante acaba de debutar con un estrepitoso fracaso. Su amigo de toda la vida, Joseph Cotten, se dispone a escribir una crítica feroz contra la supuesta diva. Cotten antepone la verdad artística a la lealtad debida a su amigo. Finalmente, tras la discusión, es el propio Kane-Welles, el que se sienta a la máquina y escribe lo que probablemente hubiera escrito Cotten. Es decir: la verdad.
La verdad de Rosebud depende de quién la escriba. Entre ser policía y ser juez, me fío antes de los policías, porque al menos ellos se la juegan. En situación de peligro siempre llamaré a un policía, aun sabiendo que las armas el diablo las carga. Pero, en situación de indefensión jurídica, al menos hoy y en Espa?a, haré lo posible por librarme de una maquinaria judicial perversa y lacerante. Hoy por hoy, el porcentaje de probabilidades de coincidir con un policía arbitrario es menor que el azar de encontrarse con jueces supuestamente omniscientes que parecen haber visto lo que jamás verán. Los malos tratos en una comisaría son un delito. Pero el maltrato judicial también existe, y se da por supuesto. La dilación en el tiempo, el lenguaje utilizado, la prevención ante ciertas conductas hacen que la justicia espa?ola sea hoy uno de los peores servicios públicos, a pesar de la excelencia de algunos funcionarios y magistrados.
Y en eso nos dicen que uno de los adolescentes imputados en el caso Rosebud advirtió al agente de que su madre era juez. No necesariamente ha de ser verdad. Pero lo que es verdad es que ese joven caballero ha sido absuelto. Algo no va bien. Por una parte, una policía de nuevo cu?o no parece tener otra salida que la gran violencia para solucionar un conflicto peque?o. Por otra, estamos creando una sociedad en la que la responsabilidad se intenta diluir en la coacción de la profesión de los padres. Entre el espíritu de cuerpo y la conciencia de estirpe, no sé lo que es peor. Lo dice Serrat en su canción
Esos locos bajitos: "A menudo los hijos se nos parecen y nos dan la primera satisfacción". Mal vamos si los policías de ahora actúan como los de antes y los hijos del poder se jactan de su poder.
y me decis que os parece.