Santa Cruz
Pocos medios para tantas prohibiciones
La Policía Local santacrucera no da abasto ante tantas normas y sanciones decretadas por el Ayuntamiento
GORETTI ALONSO
SANTA CRUZ DE TENERIFE
¿Quién no ha tirado alguna vez por la ventana los restos del mantel después de comer? ¿Quién no ha limpiado el coche en la calle debajo de casa? ¿Quién no ha sacado la basura al ir a comprar por la mañana? Pues sí lo ha hecho, sepa usted que le pueden multar. Éstas son solo algunas de las prohibiciones que el Ayuntamiento de Santa Cruz tiene establecidas en sus diferentes ordenanzas municipales. Unas destacan por curiosas y raras y otras son lógicas y responden al sentido común.
Y si están aprobadas por el Ayuntamiento, todos los vecinos, por ley tienen que acatarlas. Pero, ¿se cumplen realmente? Si los ciudadanos tienen que asumirlas como algo cotidiano, también tiene que haber policías y demás funcionarios que velen por su respeto. Aquí es donde empieza el verdadero problema. El número actual de policías locales con los que cuenta Santa Cruz asciende a 391. Y todos trabajan para los 222.417 habitantes que tiene el municipio. De este número hay que quitar los policías de oficina o los que se encuentran en destacamentos diferentes, como la Unipol, que actualmente cuenta con 43 de esos efectivos, o en la Sala de Control de tráfico, que se lleva otros tantos.
Sin duda, cuánto trabajo para el personal de seguridad. Tampoco es lo mismo ejercer el control sobre según qué infracciones. Pedro Pablo Diéguez, Policía Local y representante de CCOO, da buena cuenta de ello. En su opinión, no es lo mismo controlar que un perro vaya sin bozal o sin correa al verlo pasear por la calle, que el hecho de que una vecina tire, al terminar de limpiar, el agua con jabón de su cubo de fregar a la acera por fuera de casa. Porque también está prohibido, como lo está no recoger las defecaciones de su mascota cuando lo saca a coger aire o como tampoco se puede bañar en una fuente de la ciudad o tirar ningún papel o colilla por la ventanilla del coche (especifica la norma, porque es de suma importancia, que la prohibición incluye los coches parados, pero también aquellos que estén en movimiento).
Cosas lógicas, que todos sabemos, pero que no siempre tenemos asumidas completamente o sencillamente despreciamos. Vigile bien si su vehículo contamina o no. Si ha pasado la ITV, y tiene los papeles que lo prueban, no se preocupe de su tubo de escape. Sin embargo, hay que prestar especial atención a los espejos retrovisores por si por un despiste vamos emitiendo gases que molesten a los demás y contaminen, más de lo normal. Pero cuidado, que si le deja de funcionar el coche, ni se lo ocurra dejarlo abandonado en plena calle. Hay policías destinados exclusivamente a vigilar que esto no ocurra.
Y si su vecina le reprocha que usted pone la música muy alta, respóndale que puede hacerlo de ocho de la mañana hasta las diez de la noche. Nadie le puede decir lo contrario. Eso sí, no se le ocurra subir mucho el volumen, ni de la tele, ni de la radio, sea la hora que sea, porque la policía puede acudir hasta su vivienda alegando que entorpece el descanso de los demás.
Esto en casa, pero si se decide un día por ir a la playa, la cosa no cambia mucho. Es posible que el estrés le invada y que al acudir a darse un baño se lo piense bien dos veces antes de repetir. No jugar a la pelota, no usar flotadores, no limpiar enseres en el agua o no utilizar jabón en las duchas. Y todavía quedan más: no utilizar tiendas de campaña, no tirar basura o no colgar bolsas en los árboles. Todo prohibido.
Pero no se preocupe, que lo que sí está permitido en Las Teresitas es el nudismo, con lo que, al menos, nos podemos olvidar de tanta restricción desnudándonos (o también observando a quién se desnuda). Para que todo esté controlado hay en Las Teresitas durante el verano tres policías por cada turno, desde las ocho de la mañana hasta las diez de la noche. En invierno, la cosa afloja. Solo se queda el servicio específico. Los humanos vamos a la playa, pero pobres animales que no tienen en Canarias ni un solo lugar donde poder bañarse. Sorprende sin embargo ver a tantos haciéndolo. El Ayuntamiento no podía ser menos y también tiene una ordenanza que prohíbe su entrada en playas y piscinas públicas.
Dentro del mundo animal también hay auténticas salvajadas. Es bien sabido que los perros potencialmente peligrosos deben ir amarrados y con bozal. Pero, ¿cuántos dueños desaprensivos pasan de esta norma? En los últimas semanas ha salido una normativa que obliga a no dar de comer a ningún tipo de animal que se encuentre abandonado en la vía pública. Pero, ¿quién no recuerda hace menos de 20 años ir con los más pequeños al parque García Sanabria a darle de comer a las palomas? Pero, ¡sí vendían en los quioscos los mismos millos que los niños les tiraban! Correr detrás de ellas era hasta saludable. Hoy también se corre, pero para que no se nos acerquen. Esta norma tiene sentido, ya que se hace completamente necesario controlar el número de ejemplares.
Si no hay policías para todo, menos aun cuando tienen que hacer cumplir con las normativas de la Comunidad Autónoma, como erradicar el botellón, o incluso del Estado, como puede ser el control sobre el cumplimiento de la Ley Antitabaco. Es lo que se denomina policía administrativa.
La última norma aprobada por el Consistorio chicharrero responde a quejas vecinales por ruido. Afecta sobre todo a los más jóvenes. La única zona habilitada en el centro de la ciudad para que practiquen skate cerrará a partir de las diez de la noche para no molestar con el sonido de los monopatines. ¿Qué será lo siguiente?