Juzgan a un agente por multar a un hombre que alimentó a indigentes en Nochebuena
El Policía le sancionó con 490 euros por aparcar en el carril bus de la Gran Vía para dar una bolsa de comida a una mujer
S. L. / MADRID
Día 18/11/2012 - 21.43h
El Juzgado de Instrucción número 43 de Madrid juzgará este jueves, 22 de noviembre, a un agente de movilidad del Ayuntamiento de Madrid que fue denunciado por un particular al entender que le impuso tres multas «completamente falsas» mientras se encontraba repartiendo comida a indigentes durante la tarde del pasado 24 de diciembre de 2011.
Según la denuncia, Antonio E. C. acusa a este agente de imponerle tres denuncias que alcanzan un importe total de 490 euros por unas razones «completamente falsas e infundadas», pues considera que «fueron fruto de la obcecación y de la prepotencia» de dicho agente. En el texto, el denunciante relata que este agente de la autoridad les recriminó el estacionamiento de su vehículo en un carril bus de la Gran Vía y mantuvo una discusión con el denunciante, tras lo cual, y previa aparición de otro agente, le trasladó las mencionadas sanciones.
Por esta razón, Antonio E. C. se presentó ante el juzgado por si lo ocurrido constituyera algún delito o falta de coacciones, amenazas, delito contra la integridad moral u otros. Los hechos tuvieron lugar durante la pasada Nochebuena, celebración en la cual Antonio, según señalaba, tiene por «costumbre» repartir comida a personas con menos posibilidades y que pasan estas fiestas en la calle. Para ello, preparó con ayuda de sus hijas, de 14 y 6 años, 50 bolsas de comida con jamón serrano, queso, chorizo, pan, turrón, una botella pequeña de aceite de oliva y otra de vino de Rioja.
En compañía de un amigo
Además, para llevar a cabo esta iniciativa, Antonio y sus hijas contaron con la ayuda de otra persona, que presenció los hechos que denuncia este padre de familia. Estas cuatro personas iniciaron su ruta en coche, entregando las bolsas a personas que pedían limosna o que tenían «un claro aspecto de vivir a la intemperie».
Durante su camino, preguntaron a varios agentes municipales por si conocían la localización concreta de personas que pudieran pasar la noche en la calle. En todos los casos, según destaca Antonio en su denuncia, los agentes les indicaron «muy amablemente» el posible paradero de personas que respondieran a este perfil y les agradecieron la labor realizada.
En torno a las 18 horas, Antonio detuvo el vehículo a la altura del número 55 de Gran Vía con el objetivo de entregar comida y limosna a una señora de edad avanzada que se encontraba sentada en la calle. Según su testimonio, el denunciante paró, y no estacionó, el vehículo, con los cuatro intermitentes a unos metros de la señora. Sin embargo, en este punto un agente de movilidad les señaló «de muy malas formas» que se fueran «inmediatamente» del lugar en el que permanecían, y a pesar de que les explicaron las razones por las que habían parado el vehículo y que iba a ser por unos momentos, el agente rechazó las explicaciones: «Los pobres no es mi problema», asegura Antonio que llegó a decirles.
«Le voy a empapelar»
Asimismo, les amenazó con denunciarles en el caso de no marcharse con el vehículo, y al no hacer caso Antonio, ya que se dirigió a la señora para entregarle la bolsa de comida, el agente, «de forma muy amenazante y en un tono muy chulesco», le dijo: «Pues le voy a empapelar. A ver, documentación del vehículo, seguro, ficha técnica y su documentación». Ante ello, el denunciante señala que le pidió al agente hasta en cuatro ocasiones su identificación, ante lo cual se negó, ya que le comunicó que no tenía que identificarse «ante nadie», ante lo cual, Antonio solicitó la presencia de «un superior».
Durante la discusión, una patrulla de la Policía Municipal se acercó, y ante el requerimiento de un policía, Antonio le explicó su versión de lo sucedido y la labor que venía realizando. Asimismo, se identificó ante el agente de movilidad que le requería la documentación. Ésta le fue devuelta minutos después con tres denuncias, una de las cuales le reducía cuatro puntos en el carné de conducir y otra de ellas le sancionaba a pagar 200 euros por «no obedecer las órdenes del agente que regula la circulación».