GOLPE AL CLAN DE LOS MANZANO
Ladrones de delincuentes
Detenidos tres hermanos del clan de Los Manzano acusados de robar y extorsionar a otros toxicómanos para obligarles a cometer atracos a punta de navaja
Robo, drogas, extorsión, secuestro, homicidio,... El amplio historial delictivo de los hermanos Manzano da miedo. Y no sólo a sus víctimas sino también al resto de delincuentes habituales de la ciudad. Su reputación les precede y eso debieron pensar Aquilino, Francisco y Ramón a la hora de idear un nuevo método para ganar dinero fácil con el que sufragar su longeva adicción a los estupefacientes: robar y extorsionar a otros ladrones para obligarles a cometer atracos.
'Quien roba a un ladrón tiene cien a?os de perdón', reza un refrán poco aplicable en este caso habida cuenta de que los tres miembros del clan de Los Manzano se encuentran ahora mismo en prisión a la espera de juicio. 'Quili', Paco y Ramón fueron detenidos en su propia casa del paseo del Cauce, en Pilarica, a principios de mes para responder de al menos cuatro robos a otros delincuentes en los que estaban implicados directamente y de un quinto en el que dos de ellos obligaron a una de sus 'víctimas' a asaltar un quiosco de la calle La Vía con un cuchillo a mediados de septiembre.
Los agentes encargados de las pesquisas tienen claro que por este último procedimiento han podido cometer muchos más robos imposibles de demostrar por el ?pánico que tienen estos ladrones, también adictos a las drogas, a los hermanos Manzano?. No en vano, las fuentes policiales consultadas no dudan en calificar de ?muy peligrosos? a unos ?delincuentes bragados que imponen la ley del miedo y del silencio? por donde pasan.
Tanto es así que sus cinco víctimas probadas hasta la fecha pidieron protección para ellos y sus familias a cambio de declarar después de relatar cómo ?les habían amenazado con matarles a ellos y sus allegados si hablaban?.
La oleada de asaltos sobre otros delincuentes habituales comenzó a mediados de agosto. A dos les robaron el dinero que llevaban y la metadona que acaban de coger cerca del paso a nivel de Pilarica; con otra pareja hicieron lo propio en el Campo Grande, y a un quinto le dieron una paliza a la puerta de su propia casa de Pilarica para robarle también un reloj y el móvil.
Tapado con una sábana
Las denuncias, en las que nadie se atrevía a identificar a los autores de los robos, comenzaban a acumularse en el grupo encargado de la investigación hasta que se produjo el atraco al quiosco de la calle La Vía. Los agentes detuvieron al autor y se toparon cerca del lugar con dos de los Manzano. Nada pudieron imputarles entonces más allá de despertar sus lógicas sospechas por su proximidad al lugar.
El atracador cantó después y relató que le habían dado el cuchillo y un trozo de sábana que cogieron de un contenedor para que se tapara la cara y asaltara el quiosco. Las posteriores pesquisas permitieron vincularles con el resto de robos y, de paso, con uno cometido presuntamente por uno de los hermanos, que atracó a un viandante a punta de navaja y le robó la cartera con cien euros cuando pasaba por el puente de la División Azul en el mes de septiembre.
?Los tres llevan toda la vida delinquiendo, son extremadamente violentos y no dudan en utilizar recortadas y otras armas de fuego para cometer sus atracos?, a?aden las fuentes consultadas. Tanto es así que su presentación 'oficial' ante los medios de comunicación llegó en mayo del 2003, cuando fueron detenidos cuatro de los cinco hermanos que conformaban el clan -uno de ellos murió un a?o después- cuando se disponían, en apariencia, a atracar un banco armados hasta los dientes.
La conocida banda de la catana, por ser éste el arma que más utilizaban, llegó a asaltar en los meses anteriores once bancos y supermercados de la capital logrando un botín de unos 40.000 euros.
Los principales sospechosos, sin embargo, fueron absueltos después de la mayoría de los asaltos ante la imposibilidad de demostrar su participación. Los atracadores llevaban vistosas máscaras -en la imagen- para ocultar sus rostros. Ahora, al menos, acaban de ingresar en la cárcel. Los testimonios de las víctimas serán clave en el futuro juicio, el enésimo contra el clan, para probar su culpabilidad.