CERCO A LAS PINTADAS
La policía pone ante el juez a los principales grafiteros de León
La Policía Local identifica a los autores del 50% de los grafitis repartidos por la ciudad
La policía pone ante el juez a los principales grafiteros de León -
Álvaro Caballero | León 23/03/2014
Artísticas, regionalistas, fascistas, de extrema izquierda, xenófobas, amorosas, estúpidas, informativas, abortistas, feministas, sindicales e incluso irónicas, como la que durante años ligaba la imagen de la reina al lema «no queremos inmigrantes que no vengan a trabajar». El catálogo que la Policía Local de León tiene identificado foto a foto, emblema a emblema, hasta contabilizar más de 5.000 pintadas repartidas por toda la ciudad. La nómina de grafitis a partir de la cual en los últimos años ha conseguido cerrar la investigación de los autores de casi el 50% de ellas. Cuatro grandes firmas que se repiten con insistencia en muros, vehículos, monumentos y trapas: Base, Feto, Verso y Sadow. Cuatro grafiteros, los tres primeros menores de edad, a los que se ha identificado ante el juzgado con una documentación de 1.800 folios en los que se cita la fotografía, la denuncia del afectado y el presupuesto de reparación de daños, así como los atestados. Un trabajo «muy laborioso», que empieza por «la labor de identificación en las calles, luego de encontrar al dueño del bien afectado para que presente denuncia, porque si no prescribe a los 6 meses, después analizar los trazos y los emblemas y, por último, conseguir pruebas, a través de las cámaras y la vigilancia, para asociarlos a las firmas». «Luego queda en manos de la justicia», avisa Santiago Llamazares, oficial del grupo Paidos de menores del cuerpo municipal, quien cita que «suelen saldarse con la restitución del daño y trabajos para la comunidad», pero que se pueden agravar «si el daño pasa de 400 euros, cuando se considera delito y no falta, o si se hace sobre un monumento con una protección especial».
Los identificados «son los grandes, los que se pueden llamar profesionales». La cumbre de un movimiento en el que «luego están otros 30 ó 35 del spray del fin de semana, que también hace mucho daño, y los grupos que aparecen de forma esporádica, como ahora los que pintan a favor del aborto», reseña. Un movimiento que, gracias a la labor del grupo especializado de la Policía Local, advierte Llamazares, ha conseguido que «el auge que se dio hace tres o cuatro años haya decrecido». «Cuando consigues instruir diligencias desaparecen casi por completo», explica el oficial, quien asocia el perfil de los grafiteros a «jóvenes de 16 a 25 años, ya que por encima de esta edad se asientan, con poder económico y en muchos casos trabajo estable que les permite pagar el coste de los botes de spray, que rondan cada uno los 4 euros, y que, aunque parezca una curiosidad, suelen tener una bici de esas de dar saltos». Autores que en algunos casos «forman una crew» (grupo en inglés) con como mucho otros dos, como la que tiene «Verso, que firma TSD», o la que asociaba a «Sadow con Munis», quienes rubricaban sus trabajos comunes como «gatos locos».
Unos trazos en los que se reconocen los grafiteros, cuyo «fin último es que alguien vea lo que hacen». «Por eso para ellos el reto aumenta en función de la visibilidad. Si lo ponen en un tren se mueve más, si es un Alvia o un turístico es la bomba, mucho mejor que en un mercancías. Mientras más público mejor, mejor una pared que una nave cerrada», detalla Llamazares. Logros que «luego cuelgan en internet, con vídeos o fotos», por lo que «cuando se les pilla en plena faena lo primero que se hace es buscarles la cámara o el teléfono móvil para sumar pruebas». Las imagen es que sobre todo abundan «en el casco histórico», pero también «en el Polígono 10, en El Ejido y en parques de toda la ciudad». Acciones que en el último año le costaron al Ayuntamiento más de 6.000 euros para la eliminación de las pintadas.
La bajada de autores locales ha sido sustituida por «la aparición de grupos que vienen de fuera los fines de semana para hacer pintadas», como los que se han detectado provenientes sobre todo de «Ponferrada, Asturias y Madrid». «No son muchos, más o menos los que caben en el coche en el que se desplazan», señala el oficial, quien concede que ya han logrado identificarles e, incluso, les han encontrado los spray en mochilas, pero todavía no han podido asociar su actuación con pintadas.