Alfred Eisenstaedt: El Beso de Times SquareSus ojos se fijaron en un joven marinero que abrazaba y besaba a todas las mujeres que se cruzaran en su camino. «Luego vi a la enfermera, parada entre la gente. Me concentré en ella, y como era de esperar, el marino se le acercó, la tomó en sus brazos y la besó», explicó el fotógrafo alemán en sus memorias. Por lo tanto, llevó su cámara al ojo, encuadró y disparó. Ese día también la enfermera se rindió ante los encantos del marinero. El beso duró lo suficiente para que Eisenstaed disparara el obturador cuatro veces hasta encuadrarlos en el ángulo perfecto, mirando hacia el norte precisamente donde la Séptima Avenida converge con Broadway en la intersección de Times Square. El artista basó su toma también en el contraste: el uniforme oscuro de marino junto al blanquísimo traje de enfermera eran elementos ideales para el clásico acabado blanco y negro, y aportaban un dramatismo adicional al cuadro.
El 27 de agosto de 1945 la fotografía fue portada de la revista Life con el título “VJ The kiss” (Victoria sobre Japón, El beso). Dos jóvenes anónimos besándose en mitad de Time Square festejando el fin de la guerra. Viendo el resultado que estaba teniendo la fotografía y dado que a ninguno de los protagonistas se le podría reconocer fácilmente, varios individuos intentaron tener su momento de gloria. «Recibimos alegatos de varias enfermeras y docenas de marineros», asegura Bobbi Baker Burrows, antigua editora de Life.
Sin embargo, la casualidad fue caprichosa y en ese preciso momento en el que el fotoperiodista alemán Alfred Eisenstaedt disparaba su cámara, otro fotógrafo pulsó tambien el disparador inmortalizando el mismo momento desde un ángulo distinto. Ese fotógrafo era Víctor Jorgensen, quien trabajaba para la Marina norteamericana y su fotografía fue publicada días después en el diario New York Times, bajo el título de “Kissing the War Goodbye” (Besando el adiós de la guerra).
Edith Shain (en la foto de abajo) reconoció ser la protagonista de la imagen y alegando que le había dado mucha vergüenza reconocerlo públicamente. «Ese día iba del hospital a Times Square porque la guerra había terminado. Y ese chico me agarró y nos besamos, luego él tomó un camino y yo otro. No había forma de saber quién era, pero no me importó, porque era alguien que había luchaba por mí», habría declarado Shain. Tiempo después la mujer le envió una carta a Eisenstaedt: «Ahora que tengo 60 años es gracioso admitir que soy la enfermera de su famosa foto del amoroso marinero celebrando el Día de la Victoria». Y luego agregó: «Mr. Eisenstaedt, ¿sería posible obtener una impresión de esa fotografía?». La Sra. Shain no sólo obtuvo su copia firmada por el autor, sino que a partir de entonces, sus días de retiro se llenaron de emociones, invitaciones y apariciones públicas gracias al apoyo de Eisenstaedt. Aquella foto que alguna vez la avergonzó ahora le refrescaba la existencia.
Eisenstaedt voló de New York a California solo para conocerla; le tomó fotos y le pidió que reprodujese la pose de la pierna plegada hacia atrás luego de lo cual se mostró convencido de su identidad. Él mismo le escribió a Life contándoles de su hallazgo.
El marinero anónimo. Con la aparición de Edith Shain, los editores de Life decidieron, en agosto de 1980, hacer un llamado para encontrar al protagonistas de la foto más reproducida en la historia de la revista y en octubre publicaron el saldo de la búsqueda: once hombres decían ser el marinero. Ni la revista ni el fotógrafo ni tampoco Shain pudieron entonces esclarecer la incógnita acerca del marino. Pero el asunto no se quedó allí.
Más tarde otros hombres también declararon ser aquel marinero: Carl Muscarello (1995), Ernest Dubay (1999), Ken McNeel (2005) y Glenn McDuffie (2007). La revista Life ha sido enfática al afirmar que es casi imposible tener certeza de quién fue el marinero de Times Square, pero hay quienes cuentan con argumentos de más peso.
Uno de los candidatos más firmes fué el tejano Glenn McDuffie. Cuenta con el aval de Lois Gibson, un profesional adjunto al departamento de Policía de Houston declarado en 2005 por los Records Guinnes como el artista forense más exitoso por haber ayudado a la policía a atrapar a más de mil criminales. Gibson estudió la fotografía y la comparó con cada uno de los marineros y, según él, McDuffie es el hombre pues tiene una rara anomalía del lado izquierdo de su cráneo que encaja exactamente con la del marinero de la foto.
McDuffie se sometió diez veces al detector de mentiras para probar que lo que dijo era cierto. «Han dicho que soy un mentiroso. Me pregunto si los demás hombres pasarían esta prueba». Su lucha por probar su verdad ha sido constante así como la batalla que también libra contra un cáncer pulmonar. «Este asunto significa mucho para mí; llegué a pensar que iba a morir sin poder demostrar que es cierto».
Por su parte, George Mendonça fue ratificado como el marinero de la foto en agosto de 2005 por el Naval War College, apoyado por «un grado razonable de certeza» basado en unas marcas y lunares, el análisis de la imagen realizado por el Mitsubishi Research LAB de Cambridge, Massachusetts así como la opinión de Richard Benson, profesor de fotografía y ex Decano de la Escuela de Arte de la Universidad de Yale.
Mendonça, nativo de Rhode Island, dijo que aquel día se encontraba en el Radio City Music Hall viendo una película junto a la que luego sería su esposa Rita, cuando las puertas del teatro se abrieron y la gente empezó a gritar que la guerra había terminado. Ambos salieron a la calle a festejar y luego de unos cuantos tragos, Mendonça besó a la enfermera en Times Square. De hecho, en una de las cuatro fotos de Eisenstaedt, aparece Rita Mendonça al fondo detrás de la pareja. Mendonça trató de demandar a Life por uso inconsulto de su imagen pero debido a los altos costos del juicio, desistió de su intento.
A pesar de no contar con evidencias contundentes, Carl Muscarello mantiene que él es el marinero en cuestión. Sus argumentos se basan en su memoria y en el testimonio de su madre quien, desde 1945, dijo que el de la foto era su hijo al notar en la mano derecha del marinero una marca de nacimiento. Pero lo definitivo para Muscarello es el hecho de ser el único de los candidatos que logró alguna vez el reconocimiento de Edith Shain.
La versión de este marino que nunca estuvo en combate, es que aquel día lo agarró en Staten Island, trabajando en el buque Orion DSS encargado de reparar y dar mantenimiento a los submarinos de guerra. Como a las 4:00 pm el capitán les informó que la guerra había acabado y que tenían 72 horas libres. «Entonces le dije a mi amigo Eddie Leiskie: vamos a casa de mi madre a comer unos macarrones. Tomamos el ferry a New York y cuando íbamos a agarrar el metro para ir a Brooklyn, todo el mundo nos decía que fuésemos a Times Square porque aquello parecía Año Nuevo».
Así Muscarello terminó sumándose a la euforia de la celebración en Times Square donde la gente le invitaba a beber gratis solo por tener el uniforme. «Yo apenas tenía 18 años y una sola cerveza era suficiente para marearme, imagínate como acabé después de perder la cuenta de cuántas tomé. Veía que todo el mundo se abrazaba y se besaba, y empecé a hacerlo yo también. Estuve allí como un par de horas y besé a muchas chicas. Cuando vi a Edith en la salida del metro, se veía tan linda con su traje de enfermera que la tomé en mis brazos y la besé».
Al llegar a casa de su madre se fue a dormir la borrachera. Tres días más tarde, estaba de vuelta en su barco y zarpando hacia Panamá de donde llamó a su mamá. «Mi madre me dijo que había visto una revista en donde salía yo besando a una enfermera».
«"¿No sabes que si andas besando a mujeres extrañas puedas agarrar una enfermedad?", me dijo. Y yo le dije: "Pero mamá, era una enfermera...", y ella me respondió: "Esas son las peores, ¿no ves que andan con gente enferma todo el tiempo?"». El asunto quedó allí para Muscarello. En 1958 se casó con Margaret Ann Acolla con quien tuvo dos hijos. Cuando Margaret enfermó de cáncer, decidió mudarse para Florida a petición de ella, pero a pesar de todos los esfuerzos su esposa murió en 1978. Trece años más tarde se casó con Shelly, una aeromoza que le ha facilitado los viajes a todas sus presentaciones, charlas y entrevistas por todo el país, y hasta le ha servido de modelo para reproducir el famoso beso.
El encuentro. Fue a propósito del aniversario 50 del fin de la guerra que Muscarello accedió a declararse públicamente como el marinero de la foto. Sus hijos, familia y amigos siempre se lo habían pedido. El abogado Michael Pollio contactó a Edith Shain para hablar del asunto y aunque ella se mostró siempre incrédula, acordó que si algún día Muscarello iba a California, fuese a visitarla a su casa de Santa Mónica.
«Un día que Shelly tenía que volar a Los Angeles, me fui con ella. Llamé a Edith para vernos en su casa. Al día siguiente me vestí con traje y corbata, compré un ramo de flores y le toqué la puerta. Cuando me abrió, me encontré con una anciana de 76 años que se veía muy mayor».
«"¿Quién eres tú?", preguntó ella. Yo le dije que era Carl Muscarello. "No puede ser", me respondió. "Tú eres demasiado joven", y me pidió alguna identificación». Muscarello dice que acto seguido la señora tomó las flores, su identificación y le cerró la puerta en la cara. Él se quedó parado allí sin saber qué hacer. Diez minutos más tarde ella abrió la puerta de nuevo pero con su pelo acomodado, maquillada y perfumada.
Una vez adentro, Shain lo invitó a sentarse y le comentó que él se veía muy bien y, aunque Muscarello era un caballero, solo le dio las gracias y le pidió sus documentos. Ella se los dio acotándole que no le creía porque más de una docena de marineros habían aparecido diciendo lo mismo, que tenía que hacerle unas preguntas.
«Fue allí cuando me pidió que me levantase para demostrarle cómo la había besado». Muscarello cuenta que fue él quien prefirió cerrar los ojos para besarla y que aún cuando Edith quedó bastante impresionada, siguió con el interrogatorio. «Me preguntó dónde fuimos a cenar esa noche. Le dije que no había ido a cenar con nadie. Que luego de estar un rato por ahí, me había ido a casa de mi mamá. ¿Por qué nunca me llamaste?, preguntó. Y yo le dije que ella nunca me había dado su teléfono».
Cuando ya Muscarello comenzaba a pensar que se había equivocado de enfermera, Edith le preguntó: «¿Qué me dijiste justo después de besarme? Eso es algo que sólo tú y yo sabemos». Y él ya a punto de marcharse le respondió: «Yo no te dije nada. Tú y yo nunca hablamos». Entonces ella finalmente exclamó: «¡Sí, eso fue lo que pasó. Los otros marineros decían que habíamos ido a cenar, que tenían mi teléfono y eso no fue así!». Entonces ambos se volvieron famosos. Aparecieron juntos en Good Morning America, Today’s Show, Late Night Show, por nombrar algunos de los programas de televisión en donde los entrevistaron. «Hasta nos invitaron a un programa de TV en Roma, Italia. Pero más tarde ella empezó a olvidar. A veces cuando le telefoneaba, no sabía quién era yo. Demencia senil, qué sé yo...».
Edith Shain falleció el 20 de junio de 2010 por causa de un cáncer de hígado. Tenía 91 años y en sus últimas entrevistas dijo que no sabía si Muscarello era realmente el marinero que la besó. «Yo simplemente cerré mis ojos y no lo vi, entonces no hay manera de estar segura».
Como homenaje al simbolismo de la fotografía, J. Seward Johnson recreó a los personajes de la imagen en una estatua de ocho metros de altura con el nombre “Unconditional Surrender” (Rendición incondicional).
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