Autor Tema: Crisis epidémicas  (Leído 261138 veces)

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Re: Crisis epidémicas
« Respuesta #760 en: 05 de Diciembre de 2014, 10:02:14 am »

El consejero que hablaba demasiado

Destituido el responsable de la sanidad madrileña tras su última crítica a la enfermera del ébola




Francisco Javier Rodríguez siempre se ha vanagloriado de “llamar al pan, pan, y al vino, vino”. Sus excesos verbales terminaron provocando ayer su cese como consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid. El presidente regional, Ignacio González, le comunicó que le iba a destituir tras la reunión semanal de su Gobierno tras las “desafortunadas” palabras de Rodríguez la víspera. “Si lo hubiese hecho mal, [Teresa] Romero no estaría hablando. Lo que tengo que hacer es felicitarnos porque no se ha muerto y porque haya tenido un final feliz”, afirmó el miércoles, una vez más con la enfermera contagiada del ébola en el Carlos III, el primer caso de un infectado fuera de África, como destinatario de sus palabras.

Conocido en la Asamblea de Madrid por su locuacidad políticamente incorrecta, Rodríguez saltó a la fama por sus continuos exabruptos durante la crisis del ébola. “Es muy de embestir, ha sido más de 25 años portavoz del Partido Popular en la Comisión de Sanidad y su trabajo consistía en hacerle la oposición a la oposición. No ha sabido cambiar el chip”, observa un diputado regional de otro partido. “Francisco Javier tiene fama de buen médico, de buen gestor... Y de tener una boca muy grande que no supo controlar”, asienten en el PP.
Frases célebres de Rodríguez

    “No descarto que [Teresa Romero] nos pudo haber estado mintiendo”.
    “Si tuviera que dimitir, dimitiría, no le tengo apego al cargo y afortunadamente tengo la vida resuelta. Yo llegué a la política comido”.
    “Para explicar a uno cómo quitarse o ponerse un traje [de protección frente al ébola] no hace falta hacer un máster. Pero unos tienen una mayor capacidad de aprendizaje que otros”.
    “[Teresa Romero] tan mal no debía estar para ir a la peluquería”.
    “Si lo hubiese hecho mal, Romero no estaría hablando. Lo que tengo que hacer es felicitarnos porque no se ha muerto y porque haya tenido un final feliz”.
    “Si mi gestión no hubiese sido la correcta, España seguiría teniendo esta enfermedad [ébola]”.

La última metedura de pata de Rodríguez provocó su cese, que estaba pendiente desde octubre. Pese a las protestas de los profesionales sanitarios y las críticas unánimes de la oposición, González no tenía intención de destituirle hasta que finalizara la crisis por ébola. Ese día llegó el martes, cuando la Organización Mundial de la Salud declaró a España “oficialmente libre” del virus. Un día después, el presidente madrileño dictaba su sentencia política. Se hizo esperar dos meses: a mediados de octubre González ya llamó a Rodríguez a capítulo por sus polémicas declaraciones en plena crisis sanitaria, le desautorizó en público y dejó la puerta abierta a su destitución en el futuro. Tampoco le incluyó en la visita al Carlos III junto al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, al que tampoco acompañó Ana Mato.

Al igual que Mato, forzada a dimitir como ministra de Sanidad después de que el juez Pablo Ruz la señalara como beneficiaria de los negocios ilegales de Jesús Sepúlveda, su exmarido, en el caso Gürtel, Rodríguez no dejó la cartera por la polémica gestión del ébola, sino por su incontinencia verbal.

Gallardonista declarado, una confesión que provocaba recelos en la etapa de Esperanza Aguirre como presidenta regional (2003-2012) y del PP autonómico, que lidera desde 2004, Rodríguez acabó hace casi un año con su condición de eterno consejero frustrado. La paralización de la privatización de la gestión de seis hospitales de la red pública y un 10% de los centros de salud a finales del pasado enero le costó el puesto a Javier Fernández-Lasquetty, que tampoco tenía el don de la palabra, y le brindó a Rodríguez la oportunidad que aguardaba desde hacía décadas. El gurú de FAES y licenciado en Derecho y Ciencias Políticas cedió el testigo a un médico —especialista en medicina interna y nefrología, y jefe de la unidad de hipertensión del Gregorio Marañón— con una sobrada experiencia política: diputado regional desde 1987, Rodríguez ha estado en ocho de las nueve legislaturas del hemiciclo de Madrid. Sin embargo, Rodríguez fue víctima de su vocabulario, y sus intentos de pacificar el sector no surtieron efecto. Más bien al contrario: sus salidas de tono volvieron a incendiarlo.

Con su perfil de médico, la Comunidad de Madrid buscó apaciguar las críticas del sector —Rodríguez solía desayunar con responsables de distintos departamentos—, aunque las protestas amainaron principalmente por la renuncia a la privatización hospitalaria. Aun así, el consejero saliente se distinguió de sus predecesores en la consejería más inestable del Gobierno regional y con el mayor presupuesto (más de 7.200 millones, el 45% del total). Manuel Lamela, consejero de Sanidad de 2003 a 2007, y Juan José Güemes, que desempeñó su función hasta 2010, no solo no supieron hacerse con la cartera sino que se convirtieron en un ejemplo de las críticas a las puertas giratorias.

Esta mañana, antes de la celebración del Día de la Constitución, el sustituto de Rodríguez asumirá el cargo. También médico (es cirujano), Maldonado será el tercer consejero de Sanidad de la legislatura. Desde febrero era el viceconsejero de Asistencia Sanitaria, en sustitución de Patricia Flores, que dejó el cargo a la vez que Lasquetty la consejería. Previamente fue gerente del hospital Ramón y Cajal y director médico en La Paz. También tuvo algún grado de responsabilidad menor de gestión hace años en el Ministerio de Sanidad. Al contrario que Rodríguez, Maldonado tiene fama de parco en palabras. Justo lo que buscaba González para los escasos meses que faltan para las elecciones autonómicas de mayo de 2015.


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Re: Crisis epidémicas
« Respuesta #763 en: 06 de Diciembre de 2014, 22:31:45 pm »
Siempre me pareció un poco raro que saliese ese médico con barbita contando detalles de una entrevista médico- paciente sin autorización expresa y por escrito de Teresa, pero claro sale muy rentable lamerle el culo al Señor Consejero y como ya daban por hecho que iba a fallecer la pobre, pero se empeñó en vivir y les ha dejado en ridículo.

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Re: Crisis epidémicas
« Respuesta #764 en: 08 de Diciembre de 2014, 19:00:41 pm »
Contestación oficial
 
Murió 'bajo vigilancia sanitaria'
 

El Gobierno elude entrar en el fondo de la muerte del nigeriano que estuvo 50 minutos en el suelo de Barajas sin atender por temor a que tuviese ébola. Admite que los médicos se limitaron a mirarlo




Tres agentes de la Policía fueron los primeros en atender al nigeriano que falleció el pasado 18 de octubre. E. M.


JAIME G. TRECEÑO 
Actualizado: 08/12/2014 05:34 horas 

 
 12
 


Un hombre muere en el aeropuerto de Barajas después de que los médicos del aeródromo permaneciesen durante 50 minutos mirándolo a distancia, sin ponerle un sólo dedo encima, y el Gobierno se limita a constatar los hechos.

«En el suceso del pasado 18 de octubre, una vez activada la alerta, el pasajero permaneció en todo momento en posición de seguridad y bajo vigilancia del personal del aeropuerto». Esta es parte de la contestación que el Ejecutivo ha dado a la diputada Rosana Pérez, perteneciente al Bloque Nacionalista Galego, después de que preguntase por el asunto en el Congreso de los Diputados.

Hay que recordar que el fallecido era un hombre nigeriano que perdió la vida a causa de que le habían estallado unas bolas de droga que portaba en el interior de su cuerpo. Los médicos del aeródromo lo desconocían y no lo tocaron por temor a que en realidad tuviese ébola. Hasta que no llegaron los sanitarios de Sanidad Exterior, 50 minutos después, el hombre no fue atendido.


Los sanitarios del aeródromo tenían trajes NBQ que no usaron

Los médicos del aeropuerto, según confirmaron a este diario fuentes del Comité de Empresa, contaban con trajes para tratar a pacientes con ébola. Bien es cierto que en todos los protocolos internos del aeródromo madrileño así como los del Ministerio de Sanidad no se precisa, en ningún momento, que tengan que intervenir o no en este tipo de casos infectocontagiosos.

«En el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas existe servicio de Sanidad Exterior presencial en horario de oficina, y telefónicamente las 24 horas. Este servicio está ubicado en la Terminal 2 y su función principal en el aeropuerto es el control de la sanidad pública en frontera, siguiendo protocolos que establece el Ministerio de Sanidad,Servicios Sociales e Igualdad», precisa el Ejecutivo en la contestación parlamentaria.

Es decir, que estos sanitarios especializados en intervenciones infectocontagiosas sólo están en el aeropuerto por las mañanas e intervienen cuando el caso se produce en un avión o afecta a un pasajero que ha bajado de la aeronave y no ha atravesado la frontera. Por las tardes y los fines de semana no están en el aeropuerto. Eso sí, se les puede localizar por teléfono.

Fuentes sanitarias precisaron a este diario que en el caso de las personas que sufren una intoxicación por el estallido de una bola de droga que portan en su interior, la actuación ha de ser rápida y quirúrgica. Es decir, son llevados del lugar de donde se encuentran a la mesa de operaciones en donde se les extrae la droga y se les limpia. El nigeriano permaneció tumbado durante 50 minutos de costado, sin atender, a la espera de la llegada de Sanidad Exterior, los especialistas.


El Ejecutivo precisa que conocían los protocolos de actuación

Procedía de un vuelo de Turquía, que no era un país que constaba en la alarma sanitaria internacional por ébola; sí lo era Nigeria, tierra de la que era originaria la víctima y que hacía varios años que no visitaba, según confirmó la Policía con familiares.

Tan sólo lo atendieron en primera instancia varios agentes de la Policía Nacional que fueron los que lo pusieron de costado y lo identificaron.

«AENA, ante la llegada de un vuelo procedente de Liberia, Sierra Leona, Guinea Conakry y Nigeria a algún aeropuerto español, activa su alerta», se precisa en la contestación. «Por último, se indica que el Servicio Médico Aeroportuario es conocedor de todos los protocolos sobre actuaciones ante una eventual sospecha de pasajero infectado por el virus del ébola», culmina el Gobierno en su respuesta.

La muerte en Barajas de esta persona que transportaba droga se produjo en un contexto de gran alarma social en relación con la hospitalización de la auxiliar de Enfermería, Teresa Romero, tras contagiarse con la enfermedad al haber atendido al segundo de los dos misioneros españoles que fueron trasladados a España para ser tratados.

Fuentes aeroportuarias han recalcado que la muerte de este hombre «no ha provocado el cambio de la forma de actuar. Todo sigue exactamente igual».

Desde el Comité de Empresa pidieron explicaciones sobre este asunto que creó una gran alarma entre los trabajadores por la actuación que habían tenido los sanitarios del aeropuerto. Por el momento, todo sigue como antes.


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Re: Crisis epidémicas
« Respuesta #765 en: 13 de Diciembre de 2014, 08:26:12 am »
La había presentado la ACM

El TSJM no admite a trámite la querella por el sacrificio de 'Excálibur', el perro de la primera contagiada por ébola fuera de África



La Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha dado un portazo definitivo a juzgar la muerte de 'Excálibur', el perro de la técnico de enfermería Teresa Romero, que ha superado la enfermedad del ébola, y su marido, Javier Limón.

En un auto hecho público este viernes, el TSJM ha desestimado admitir a trámite la denuncia penal presentada por la Asociación Contra el Maltrato (ACM) contra Javier Rodríguez, consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid hasta el pasado 4 de diciembre, por presunta prevaricación por el sacrificio de 'Excálibur', según informaron fuentes del máximo órgano judicial madrileño.

Se trata de la segunda petición presentada ante el TSJM, después de la querella del Partido Animalista contra el Maltrato Animal (Pacma) contra Rodríguez, que fue rechazada el pasado 26 de noviembre, con lo que el Tribunal ha cerrado la puerta a que el exconsejero sea juzgado por la muerte del animal, ocurrida el 8 de octubre en Alcorcón.

Además de Rodríguez, en la denuncia penal de la ACM figura como denunciado el director general de Ordenación e Inspección de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Manuel Molina.

El auto, firmado el pasado martes y cuya ponente es Susana Polo, señala que la Sala de lo Civil y Penal del TSJM no se declara competente para juzgar los hechos porque la denuncia no concreta la participación de Rodríguez, que entonces tenía la condición de aforado. Además, rechaza la denuncia por razones de fondo, ya que el pasado 26 de noviembre archivó una similar presentada por el Pacma sobre los mismos hechos.
Matices jurídicos

Fuentes de la ACM indicaron que el auto determina que Rodríguez no puede ser juzgado por ser aforado cuando ocurrieron los hechos, pero abre la puerta a que sí pueda serlo Molina. Por ello, aseguraron que presentarán una nueva denuncia contra el director general en un juzgado de instrucción de Madrid.

La denuncia penal rechazada por el TSJM, de 18 páginas, señala que la eutanasia practicada a 'Excálibur' incumplió el artículo 12 de la Ley de Protección de los Animales Domésticos autonómica, que destaca que "los ayuntamientos y las autoridades sanitarias de la Comunidad de Madrid podrán ordenar el internamiento de los animales de compañía, en caso de que se les hubiera diagnosticado enfermedades transmisibles, ya sea para someterlos a un tratamiento curativo o para sacrificarlos si fuera necesario".

Además, indica que fue una "resolución absolutamente injusta y arbitraria", porque también se vulneró el principio de precaución contenido en la Ley General de Salud Pública, ya que no hubo pruebas diagnósticas del perro que justificaran "la existencia de indicios fundados de una posible afectación grave de la salud de la población", y el principio de proporcionalidad recogido de la Ley General de Sanidad, puesto que existían "otras opciones viables" para gestionar el "posible riesgo de estar ante un animal infectado".

La Consejería de Sanidad ordenó el sacrificio de 'Excálibur' porque disponía de información científica que confirmaba "el hallazgo de perros con anticuerpos positivos del virus del ébola".

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Re: Crisis epidémicas
« Respuesta #766 en: 13 de Diciembre de 2014, 19:42:56 pm »


Demanda de conciliación previa a la querella

Romero y su médico: cara a cara el 14 de enero

EFE

Viernes, 12. Diciembre 2014 - 13:53

La facultativa de Atención Primaria que atendió a la auxiliar en Alcorcón se defiende de un "atentado contra el derecho al honor, su fama y dignidad como persona, incluyendo su prestigio profesional".


Días después de recibir el alta hospitalaria, Teresa Romero fue entrevistada en el programa de televisión 'Un tiempo nuevo'.

La auxiliar de enfermería Teresa Romero y la médico de Atención Primaria que la atendió en un centro de salud de Alcorcón han sido convocadas a un acto de conciliación programado para el 14 de enero en los juzgados de primera instancia de Alcorcón a raíz de la querella por injurias presentada por la segunda.

La médico de familia, que atendió a Romero el pasado 2 de octubre -días antes de ingresar en el hospital por contagio de ébola-, presentó una demanda de conciliación previa a la querella por injurias y calumnias contra Romero por asegurar la paciente que le había informado durante esa consulta de que había tenido contacto con personas diagnosticadas de ébola.

La abogada de la doctora considera que las declaraciones de Romero "constituyen un atentado contra el derecho al honor de su cliente, su fama y dignidad como persona, incluyendo su prestigio profesional". Según la abogada, estos hechos son "constitutivos de un delito de injurias y calumnias con publicidad".

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Re: Crisis epidémicas
« Respuesta #767 en: 15 de Diciembre de 2014, 08:28:27 am »

“Teresa Romero ni siquiera nos ha pedido perdón por lo que hizo”

Las peluqueras de Alcorcón que cerraron por el ébola reabren el negocio
F. Javier Barroso Madrid 15 DIC 2014 - 00:03 CET



Las peluqueras Isabel Peláez (izquierda) y Miriam Díaz, en su negocio de Alcorcón. / carlos rosillo

Después de 21 internadas en el hospital Carlos III, con la angustia de no saber si habían sido contagiadas de ébola, y de dos meses con el negocio cerrado Miriam Díaz e Isabel Peláez, reabrieron el pasado martes la peluquería Studio 84, en el centro de Alcorcón. A este local acudió la auxiliar de enfermería Teresa Romero, infectada por ébola, días antes de que le fuera detectada la enfermedad. A pesar de que tenía fiebre, acudió a su cita para peinarse y depilarse las cejas y el labio superior.

Isabel Peláez está indignada: “Después de todo lo que hemos pasado, Teresa ni siquiera nos ha pedido perdón por lo que hizo”. Miriam Díaz, la dueña del establecimiento, añade: “Mi única prioridad era abrir la peluquería. Ahora veré con mis abogadas si emprendo acciones legales contra alguien”.

El calvario de Miriam e Isabel comenzó el 2 de octubre. Dos días antes, Teresa Romero tenía cita con ellas, pero decidió posponerla para ver si le bajaba la fiebre con los medicamentos que le había recetado su médico del ambulatorio. Ese día, la auxiliar de enfermería acudió a la peluquería sin avisar a las dos empleadas de que había atendido al religioso Manuel García Viejo en el hospital Carlos III y que presentaba algunos síntomas compatibles con el ébola. Primero la atendió Miriam, la dueña. Ella se encargó de teñirla y de peinarla. Comenzó a depilarle las cejas, pero se marchó. Tenía cita con el dentista. Continuó Isabel que le dio los últimos retoques en las cejas y le depiló el labio superior. “Vino como otras veces. Ella lleva toda la vida como clienta, desde hace ocho años, cuando abrimos”, relata Miriam.

Los problemas llegaron cuatro días después, el lunes 6 de octubre. Teresa Romero fue trasladada al servicio de urgencias del Hospital Universitario Fundación Alcorcón cuando todo apuntaba ya a que había desarrollado el ébola. A partir de ahí, se repasaron los movimientos de la auxiliar de enfermería durante los días anteriores. Y se filtró que había ido a la peluquería. “Desde ese momento, se nos vino el mundo encima. La llamamos por teléfono y nos dijo que sí, que era ella la mujer que estaba internada en el hospital”, recuerda Miriam.

Lo que en un principio fueron meras sospechas se convirtió en una pesadilla. Abrieron la peluquería durante el martes y la mañana del miércoles, pero a mediodía del día 8, Miriam decidió cerrar. “Estaba muy preocupada y no paraba de pensar qué pasaría si yo estaba contagiada y se lo transmitía a mis clientas. Llamé a Isabel y le dije que no podíamos seguir”, explica.

Las dos están estudiando iniciar acciones legales por el daño causado

El siguiente problema no fue menor. Llamaron al 061 (el teléfono del Summa) y nadie supo decirles qué debían hacer. Es más, les aconsejaron que hicieran “vida normal” y que si notaban algo extraño les avisaran. Esa explicación no les sirvió y, gracias al empeño de Miriam, ingresaron en el hospital Carlos III, donde estuvieron en observación 21 días. “Lo que no logro entender es cómo nos pudieron decir que hiciéramos vida normal, con el riesgo al que habíamos estado expuestas”, se queja Miriam. “La madrugada antes de entrar en el hospital, yo sufrí una crisis de ansiedad a las cinco de la mañana y estuve vomitando hasta que nos fuimos. Cuando llamé a Miriam, pensé que ya estaba contagiada”, relata Isabel.

Durante el tiempo que estuvieron en el Carlos III, el local estuvo cerrado. Un cartel pegado en el escaparate explicaba que se debía a “problemas personales”.

Las dos peluqueras salieron del centro el jueves 23 de octubre. Estaban a salvo. Habían pasado la cuarentena de manera satisfactoria. Y se enfrentaron a la cruda realidad. Tras la fiesta de bienvenida de sus familias, se toparon con el local cerrado y sin que nadie se hiciera cargo de su desinfección. Llamaron a un lado y a otro hasta que lograron que fueran a limpiársela. “Después he hecho una reforma, inventario... El tiempo se me ha ido en poner de nuevo en marcha el negocio, que es de lo que como. La vuelta ha sido también muy dura”, reconoce Miriam.

El peaje que ha tenido que pagar ha sido perder un piso que le había adjudicado la Empresa Municipal de la Vivienda de Alcorcón (Emgiasa), ya que no sabía si, en sus nuevas circunstancias, podía hacer frente a los 42.000 euros que le pedían para entregárselo. Su hija también estuvo 21 días (el mismo tiempo que ella estuvo internada ella) sin ir al colegio. “Cuando salí del hospital, le expliqué lo que había pasado con mis palabras y lo ha entendido perfectamente”, añade.

Pero sus mayores reproches son para la auxiliar de enfermería Teresa Romero, en especial por parte de Isabel: “No nos ha pedido ningún perdón a todos los que estábamos allí. Solo se ha preocupado por ella, y menos mal que nos hemos salvado. No se ha preocupado ni siquiera por preguntarnos cómo estábamos y cómo nos iba”, se queja. “La verdad, me esperaba otra cosa de ella. Y no me sirve el que se diga que lo ha pasado muy mal. Nosotras también hemos tenido la psicosis de que podíamos sufrir una enfermedad mortal como el ébola”, le reprocha Isabel.
Ambas han puesto su caso en manos de sus abogadas para ver si demandan a la Administración

o incluso a la propia Teresa Romero. Han perdido dos meses de trabajo, han tenido que reformar el local y es posible que hayan pedido clientes. Tienen que valorarlo en los próximos días. “Si nos hubiera pedido perdón, quizás no estaríamos pensando en emprender acciones legales, pero nosotras también lo hemos pasado muy mal y nadie nos ha pedido disculpas”, concluye Isabel.

Todo el día con el termómetro

Los 21 días que pasaron en el hospital Carlos III Miriam Díaz e Isabel Peláez se convirtieron “en un auténtico suplicio”, relatan. “No paraba de pensar qué podría pasar si había desarrollado la enfermedad y se la había contagiado a mis clientes. Por aquí pasan desde recién nacidos con 15 días hasta personas de ochenta años. No paraba de darle a la cabeza”, declara la dueña de Studio 84 Miriam Díaz.

Su día habitual consistía en levantarse y desayunar. Tras la ducha se ponían a ver la televisión y a chatear con el teléfono móvil con sus familiares, amigos y clientes. “El primer día no nos dejaron el móvil. No tenía ni televisión ni nada y lo pasé fatal”, afirma Díaz. Les tomaban la temperatura tres veces al día. “Yo tenía puesto el termómetro todo el tiempo. Me lo ponía hasta 20 veces al día. Lo pasé fatal”, añade Isabel Peláez.

Para atenderlas, los empleados del hospital llevaban fuertes medidas de protección. “No podemos tener ninguna queja de los empleados del Carlos III. Nos han tratado de manera maravillosa y nos daban muchos ánimos”, destaca la peluquera.

De hecho, tenían un fuerte apoyo de psicólogos y psiquiatras para sobrellevar la situación. Les suministraban bromazepam (una benzodiacepina utilizada contra la depresión). “Los primeros días no permitían que nos vinieran a visitar, pero luego sí que dejaron pasar a un familiar. Siempre era el mismo e iba muy protegido para no contagiarse. Al principio solo podía estar 45 minutos, pero luego le dejaban más tiempo”, explica Miriam.

Gran parte del tiempo lo pasaban viendo los programas de televisión que hablaban de ellas. “Decían muchas cosas que no eran verdad”, se ríen. “Lo peor es que no nos podíamos asomar ni a la ventana porque nos fusilaban los cámaras desde los pisos de enfrente”. De hecho, Isabel fue fotografiada por una agencia de noticias mientras estaba internada.

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Re: Crisis epidémicas
« Respuesta #768 en: 15 de Diciembre de 2014, 12:15:08 pm »
Yo creo que lo que ella hizo fue enfermar e ir a la peluquería, igual si desde la Comunidad de Madrid hubiesen actuado con diligencia, no se, pero lo sencillo es dar caña por el lado más débil, de cagaos y lameculos esta el mundo lleno

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Re: Crisis epidémicas
« Respuesta #769 en: 15 de Diciembre de 2014, 16:39:37 pm »

Yo creo que lo que ella hizo fue enfermar e ir a la peluquería, igual si desde la Comunidad de Madrid hubiesen actuado con diligencia, no se, pero lo sencillo es dar caña por el lado más débil, de cagaos y lameculos esta el mundo lleno

Si si, pero vida separada del marido por si acaso pero con los demás, precauciones 0. Muy lógico

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Re: Crisis epidémicas
« Respuesta #770 en: 15 de Diciembre de 2014, 18:27:05 pm »

Yo creo que lo que ella hizo fue enfermar e ir a la peluquería, igual si desde la Comunidad de Madrid hubiesen actuado con diligencia, no se, pero lo sencillo es dar caña por el lado más débil, de cagaos y lameculos esta el mundo lleno

Si si, pero vida separada del marido por si acaso pero con los demás, precauciones 0. Muy lógico

Pedimos la perfección en una enfermera y sin embargo no exigimos a sus responsables, teóricamente mucho más preparados si nos atenemos a su remuneración y estudios?

Hizo mal yendo a la peluquería si tenía sospechas? Por supuesto, piensas que lo hizo a mala leche, no lo creo, más bien me parece que estaba bastante confusa, gracias, en parte, a los ZOQUETES a los que se les suponía EXPERTOS RESPONSABLES que no estuvieron a la altura a pesar de cobrar una pasta y que siguen en su puesto, salvo el bocachancla.

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Re: Crisis epidémicas
« Respuesta #771 en: 15 de Diciembre de 2014, 20:32:46 pm »
pues muchos estaran contentos de que de ser victima por las circunstancias a .pasado a ser acusada por negligencia con su entorno, ahora solo falta que la demande la comunidad de vecinos

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Re: Crisis epidémicas
« Respuesta #772 en: 15 de Diciembre de 2014, 20:42:14 pm »
Pues todo puede ser . . . no diría yo que no.

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Re: Crisis epidémicas
« Respuesta #773 en: 15 de Diciembre de 2014, 22:03:27 pm »
Y eso del Ebola que es?

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Re: Crisis epidémicas
« Respuesta #774 en: 15 de Diciembre de 2014, 22:20:57 pm »
Y eso del Ebola que es?
una enfermedad por la que siguen muriendo cantidad de personas, incluyendo médicos voluntarios en su mayoría con creencias de ayudar a los semenjates y religiosas (también hay muchos médicos musulmanes y budistas afectados), eso si ya no se oye mucho porque a nadie se le ha ocurrido sacrificar a un perro y por supuesto NINGÚN eurodiputado de todos los que hay bien pagados por estar casi siempre en su pais sin hacer nada intentan ayudar ya que como dijo un forero son negritos y esos se van a morir siempre

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Re: Crisis epidémicas
« Respuesta #775 en: 15 de Diciembre de 2014, 22:37:49 pm »


Yo creo que lo que ella hizo fue enfermar e ir a la peluquería, igual si desde la Comunidad de Madrid hubiesen actuado con diligencia, no se, pero lo sencillo es dar caña por el lado más débil, de cagaos y lameculos esta el mundo lleno

Si si, pero vida separada del marido por si acaso pero con los demás, precauciones 0. Muy lógico

Pedimos la perfección en una enfermera y sin embargo no exigimos a sus responsables, teóricamente mucho más preparados si nos atenemos a su remuneración y estudios?

Hizo mal yendo a la peluquería si tenía sospechas? Por supuesto, piensas que lo hizo a mala leche, no lo creo, más bien me parece que estaba bastante confusa, gracias, en parte, a los ZOQUETES a los que se les suponía EXPERTOS RESPONSABLES que no estuvieron a la altura a pesar de cobrar una pasta y que siguen en su puesto, salvo el bocachancla.

A los responsables por supuesto, pero en un caso de salud pública como este con unos daños colaterales de un despiste que pueden ser fatales para el resto de personas, por supuesto que le pido la perfección a esta auxiliar de enfermería como a cualquier otro profesional.

 Y claro que no digo que lo hiciera aposta, pienso que fue torpe, no una grandísima hija de P.... Y a los demás responsables por supuesto que se les está exigiendo responsabilidad, ya hemos presentado con el sindicato las correspondientes denuncias en diferentes sitios.

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Re: Crisis epidémicas
« Respuesta #776 en: 16 de Diciembre de 2014, 13:28:16 pm »

“Teresa Romero ni siquiera nos ha pedido perdón por lo que hizo”

Las peluqueras de Alcorcón que cerraron por el ébola reabren el negocio
F. Javier Barroso Madrid 15 DIC 2014 - 00:03 CET



Las peluqueras Isabel Peláez (izquierda) y Miriam Díaz, en su negocio de Alcorcón. / carlos rosillo

Después de 21 internadas en el hospital Carlos III, con la angustia de no saber si habían sido contagiadas de ébola, y de dos meses con el negocio cerrado Miriam Díaz e Isabel Peláez, reabrieron el pasado martes la peluquería Studio 84, en el centro de Alcorcón. A este local acudió la auxiliar de enfermería Teresa Romero, infectada por ébola, días antes de que le fuera detectada la enfermedad. A pesar de que tenía fiebre, acudió a su cita para peinarse y depilarse las cejas y el labio superior.

Isabel Peláez está indignada: “Después de todo lo que hemos pasado, Teresa ni siquiera nos ha pedido perdón por lo que hizo”. Miriam Díaz, la dueña del establecimiento, añade: “Mi única prioridad era abrir la peluquería. Ahora veré con mis abogadas si emprendo acciones legales contra alguien”.

El calvario de Miriam e Isabel comenzó el 2 de octubre. Dos días antes, Teresa Romero tenía cita con ellas, pero decidió posponerla para ver si le bajaba la fiebre con los medicamentos que le había recetado su médico del ambulatorio. Ese día, la auxiliar de enfermería acudió a la peluquería sin avisar a las dos empleadas de que había atendido al religioso Manuel García Viejo en el hospital Carlos III y que presentaba algunos síntomas compatibles con el ébola. Primero la atendió Miriam, la dueña. Ella se encargó de teñirla y de peinarla. Comenzó a depilarle las cejas, pero se marchó. Tenía cita con el dentista. Continuó Isabel que le dio los últimos retoques en las cejas y le depiló el labio superior. “Vino como otras veces. Ella lleva toda la vida como clienta, desde hace ocho años, cuando abrimos”, relata Miriam.

Los problemas llegaron cuatro días después, el lunes 6 de octubre. Teresa Romero fue trasladada al servicio de urgencias del Hospital Universitario Fundación Alcorcón cuando todo apuntaba ya a que había desarrollado el ébola. A partir de ahí, se repasaron los movimientos de la auxiliar de enfermería durante los días anteriores. Y se filtró que había ido a la peluquería. “Desde ese momento, se nos vino el mundo encima. La llamamos por teléfono y nos dijo que sí, que era ella la mujer que estaba internada en el hospital”, recuerda Miriam.

Lo que en un principio fueron meras sospechas se convirtió en una pesadilla. Abrieron la peluquería durante el martes y la mañana del miércoles, pero a mediodía del día 8, Miriam decidió cerrar. “Estaba muy preocupada y no paraba de pensar qué pasaría si yo estaba contagiada y se lo transmitía a mis clientas. Llamé a Isabel y le dije que no podíamos seguir”, explica.

Las dos están estudiando iniciar acciones legales por el daño causado

El siguiente problema no fue menor. Llamaron al 061 (el teléfono del Summa) y nadie supo decirles qué debían hacer. Es más, les aconsejaron que hicieran “vida normal” y que si notaban algo extraño les avisaran. Esa explicación no les sirvió y, gracias al empeño de Miriam, ingresaron en el hospital Carlos III, donde estuvieron en observación 21 días. “Lo que no logro entender es cómo nos pudieron decir que hiciéramos vida normal, con el riesgo al que habíamos estado expuestas”, se queja Miriam. “La madrugada antes de entrar en el hospital, yo sufrí una crisis de ansiedad a las cinco de la mañana y estuve vomitando hasta que nos fuimos. Cuando llamé a Miriam, pensé que ya estaba contagiada”, relata Isabel.

Durante el tiempo que estuvieron en el Carlos III, el local estuvo cerrado. Un cartel pegado en el escaparate explicaba que se debía a “problemas personales”.

Las dos peluqueras salieron del centro el jueves 23 de octubre. Estaban a salvo. Habían pasado la cuarentena de manera satisfactoria. Y se enfrentaron a la cruda realidad. Tras la fiesta de bienvenida de sus familias, se toparon con el local cerrado y sin que nadie se hiciera cargo de su desinfección. Llamaron a un lado y a otro hasta que lograron que fueran a limpiársela. “Después he hecho una reforma, inventario... El tiempo se me ha ido en poner de nuevo en marcha el negocio, que es de lo que como. La vuelta ha sido también muy dura”, reconoce Miriam.

El peaje que ha tenido que pagar ha sido perder un piso que le había adjudicado la Empresa Municipal de la Vivienda de Alcorcón (Emgiasa), ya que no sabía si, en sus nuevas circunstancias, podía hacer frente a los 42.000 euros que le pedían para entregárselo. Su hija también estuvo 21 días (el mismo tiempo que ella estuvo internada ella) sin ir al colegio. “Cuando salí del hospital, le expliqué lo que había pasado con mis palabras y lo ha entendido perfectamente”, añade.

Pero sus mayores reproches son para la auxiliar de enfermería Teresa Romero, en especial por parte de Isabel: “No nos ha pedido ningún perdón a todos los que estábamos allí. Solo se ha preocupado por ella, y menos mal que nos hemos salvado. No se ha preocupado ni siquiera por preguntarnos cómo estábamos y cómo nos iba”, se queja. “La verdad, me esperaba otra cosa de ella. Y no me sirve el que se diga que lo ha pasado muy mal. Nosotras también hemos tenido la psicosis de que podíamos sufrir una enfermedad mortal como el ébola”, le reprocha Isabel.
Ambas han puesto su caso en manos de sus abogadas para ver si demandan a la Administración

o incluso a la propia Teresa Romero. Han perdido dos meses de trabajo, han tenido que reformar el local y es posible que hayan pedido clientes. Tienen que valorarlo en los próximos días. “Si nos hubiera pedido perdón, quizás no estaríamos pensando en emprender acciones legales, pero nosotras también lo hemos pasado muy mal y nadie nos ha pedido disculpas”, concluye Isabel.

Todo el día con el termómetro

Los 21 días que pasaron en el hospital Carlos III Miriam Díaz e Isabel Peláez se convirtieron “en un auténtico suplicio”, relatan. “No paraba de pensar qué podría pasar si había desarrollado la enfermedad y se la había contagiado a mis clientes. Por aquí pasan desde recién nacidos con 15 días hasta personas de ochenta años. No paraba de darle a la cabeza”, declara la dueña de Studio 84 Miriam Díaz.

Su día habitual consistía en levantarse y desayunar. Tras la ducha se ponían a ver la televisión y a chatear con el teléfono móvil con sus familiares, amigos y clientes. “El primer día no nos dejaron el móvil. No tenía ni televisión ni nada y lo pasé fatal”, afirma Díaz. Les tomaban la temperatura tres veces al día. “Yo tenía puesto el termómetro todo el tiempo. Me lo ponía hasta 20 veces al día. Lo pasé fatal”, añade Isabel Peláez.

Para atenderlas, los empleados del hospital llevaban fuertes medidas de protección. “No podemos tener ninguna queja de los empleados del Carlos III. Nos han tratado de manera maravillosa y nos daban muchos ánimos”, destaca la peluquera.

De hecho, tenían un fuerte apoyo de psicólogos y psiquiatras para sobrellevar la situación. Les suministraban bromazepam (una benzodiacepina utilizada contra la depresión). “Los primeros días no permitían que nos vinieran a visitar, pero luego sí que dejaron pasar a un familiar. Siempre era el mismo e iba muy protegido para no contagiarse. Al principio solo podía estar 45 minutos, pero luego le dejaban más tiempo”, explica Miriam.

Gran parte del tiempo lo pasaban viendo los programas de televisión que hablaban de ellas. “Decían muchas cosas que no eran verdad”, se ríen. “Lo peor es que no nos podíamos asomar ni a la ventana porque nos fusilaban los cámaras desde los pisos de enfrente”. De hecho, Isabel fue fotografiada por una agencia de noticias mientras estaba internada.
Coño! Pero si la vi por televisión diciendo que Teresa la había pedido perdón.
¿en que quedamos?

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Re: Crisis epidémicas
« Respuesta #777 en: 17 de Diciembre de 2014, 08:52:26 am »

Trabajo denuncia múltiples deficiencias en el ‘hospital del ébola’

Se descartaron trajes de seguridad ya comprados por “dificultades para maniobrar”
Elena G. Sevillano / Pilar Álvarez Madrid 17 DIC 2014 - 00:01 CET



El hospital La Paz-Carlos III de Madrid, en el que la auxiliar de enfermería Teresa Romero se contagió atendiendo a un enfermo de ébola, presentaba múltiples deficiencias: falta de formación de los trabajadores, cambios en los protocolos, instalaciones que impedían colocarse los trajes ya adquiridos por falta de espacio... Un informe de la Inspección de Trabajo, al que ha tenido acceso EL PAÍS, detalla uno a uno los defectos en materia de seguridad y prevención de riesgos laborales en el hospital que, desde abril de 2014, fue el centro de referencia para todos los casos de esta enfermedad infecciosa y mortal.

Los dos inspectores encargados del caso comprobaron cómo algunos protocolos y medidas de seguridad que actualmente tiene el centro fueron implantados después del accidente, no antes. Su informe cobrará gran relevancia para determinar las responsabilidades en el contagio de Romero, cuya infección ha sido declarada “enfermedad profesional”. El caso está judicializado tras la denuncia de varios médicos y del sindicato CSI-F. "Las actuaciones de la Inspección nos van dando la razón", señaló un portavoz de esta organización. "Prueban los hechos que denunciamos ante la fiscalía, irregularidades que han puesto en riesgo la salud de los trabajadores", añadió.

Estas son las principales fallas que detecta el informe —oficialmente denominado “propuesta de requerimiento”— de Trabajo:
Trajes comprados que no se usaron

Los inspectores destacan que los médicos intensivistas recomendaron un tipo de traje (buzos autoventilados) por el tipo de trabajos que tenían que realizar: intubaciones y movimientos en espacios confinados. Estos buzos “fueron adquiridos pero no utilizados por la dificultad para maniobrar en el espacio de la esclusa y la necesidad de entrenamiento”, asegura el informe. La subdirectora gerente, Mercedes Fernández, señaló ayer que esos trajes no se usaron porque las maniobras de cuidados intensivos nunca fueron necesarias.

“El fallo pudo ser al quitarme el traje, es el momento más crítico”, declaró a EL PAÍS la auxiliar desde su habitación tres días después de ingresar. El procedimiento recogido en los protocolos explicaba de forma “sucinta” cómo ponerse y quitarse el traje, según la Inspección, y “sin contemplar la evaluación del riesgo de la acción, ni la información sobre la estructura de la habitación de aislamiento ni de la esclusa de contención”. Los inspectores destacan que el momento de retirada o puesta del uniforme es un “probable foco de contaminación” que “no se ha evaluado ni planificado adecuadamente en cuanto a riesgos de seguridad y salud”.
¿Quién supervisaba cómo se quitaba el traje?

Es otra de las claves del caso: si había supervisores y si estaban formados para ello. Los inspectores afirman que existía esta figura antes del contagio, pero “podía tratarse de personal sin formación en materia de protección de riesgos laborales”. Por eso la gerencia del hospital adoptó después “medidas parciales de mejora”, como incorporar a titulados en enfermería con formación específica en riesgos laborales. Los inspectores insisten en la importancia de esa tarea porque la entrada y salida de la habitación de un infectado de ébola es “una actividad muy peligrosa”. Ponerse y quitarse los distintos componentes del traje de seguridad (el sellado de las mangas con los guantes, colocar de forma adecuada las gafas de protección con el buzo, usar una talla de buzo apropiada) supone en sí mismo un riesgo especial, señalan. Fernández aseguró que los supervisores ya eran expertos, pero que posteriormente hicieron un curso de acreditación. “Es una carencia más administrativa que funcional”, dijo. Y añadió que el centro ha respondido a la Inspección porque considera que algunas de las deficiencias no lo son. “Se produjeron unas condiciones extraordinarias y, aunque creíamos que estábamos preparados, la experiencia demostró que había cosas mejorables. Las hemos revisado todas para asegurar que no hay riesgo para nuestros trabajadores”, aseguró.
Formación teórica “somera"

“Para explicar a uno cómo quitarse o ponerse un traje no hace falta hacer un máster”, dijo el entonces consejero de Sanidad, Javier Rodríguez, dos días después de que se confirmara el contagio. La Comunidad de Madrid le obligó a dimitir el 4 de diciembre. A propósito de la formación, los inspectores consideran que el hospital ofreció sesiones “meramente informativas” y con una explicación teórica “somera”.

El informe recoge la organización de charlas de 15 o 20 minutos y una demostración práctica de la colocación de los equipos de protección (EPI) de 20 a 25 minutos. La colocación del traje “no ha sido probada en todos y cada uno de los trabajadores que han recibido la sesión informativa”. Las medidas preventivas, ahonda, “deberán prever las distracciones o imprudencias no temerarias que pudiera cometer el trabajador”.

En un informe del 23 de octubre de la subdirectora gerente el hospital informaba de las “mejoras” incluidas en formación con “entrenamientos sistemáticos concretados en el conocimiento del entorno de la sexta planta” impartida a 52 profesionales “desde el tercer caso de contagio”[el de Romero]. Pero los inspectores añaden que no les han aportado registros de formación que acrediten que la preparación en prevención de riesgos laborales se haya impartido “a la totalidad de los trabajadores expuestos al riesgo”.
Simulacros inexistentes

“Con carácter general” no hubo simulacros, constata la inspección. En la esclusa, “donde se efectúa la acción con más riesgo de contaminación”, no se llevaron a cabo. Tampoco para “el procedimiento especial de manejo post-mortem de los casos”. Romero se encargó de retirar enseres de la habitación en la que había fallecido Manuel García Viejo. Fernández confirma que no hubo simulacros en la zona de aislamiento, pero sí estuvo protocolizado cómo actuar ante un cadáver de ébola.
Baile de protocolos

El informe de los inspectores cuenta hasta seis protocolos distintos, tanto del Ministerio de Sanidad, como del propio hospital, con fechas anteriores y posteriores al contagio de Romero. Los protocolos se modificaron “a tiempo real” y cada servicio o unidad iba elaborando el suyo. “Se constata la dispersión en cuanto a definición, pautas y medidas adoptadas en el ámbito global del complejo hospitalario sobre el riesgo de EVE [Enfermedad por Virus Ébola]”.
Sin información disponible

El hospital contaba con un protocolo de actuación frente a casos sospechosos desde agosto de 2014 pero no se hizo público. “No se facilita por intranet a los delegados de prevención ni a los trabajadores hasta el 10 de octubre de 2014”, asegura la Inspección. En su lugar, dieron “sesiones informativas”. Hubo 54. Otra de las cosas que destaca el informe es que el Comité de Prevención y Salud nunca fue reunido para hablar específicamente del ébola.
El centro tenía que haber sido otro

El hospital militar Gómez Ulla, y no el Carlos III, tendría que haberse encargado del diagnóstico y tratamiento de los casos de ébola, según el informe de la Inspección de Trabajo al que ha tenido acceso EL PAÍS. La consideración de “centro de referencia” de La Paz-Carlos III, aprobada en abril de 2014, era únicamente provisional, señalan los inspectores, puesto que el hospital militar debería haber estado preparado para atender estos casos en julio de 2014. No lo estuvo —el informe no especifica por qué— y por eso en agosto, de manera precipitada, según han relatado varios trabajadores a este diario, se decidió “habilitar” la sexta planta del Carlos III. “La repatriación del primer paciente nos cogió con cierta sorpresa”, reconoció ayer la subdirectora gerente del centro, Mercedes Fernández.

La sexta planta era la única instalación acondicionada para acoger pacientes altamente infecciosos. Dotada con habitaciones con presión negativa y esclusas —cuartos aislados en los que el personal se quita el traje de protección y desecha el equipo contaminado—, llevaba meses cerrada porque el hospital estaba en proceso de reconversión en un centro de media y larga estancia. Pasó de ser la referencia nacional en pandemias y enfermedades emergentes a usarse para ingresos largos de enfermos, generalmente de edad avanzada.

En ese contexto, con el centro ya convertido en lo que algunos trabajadores califican de “geriátrico”, se tomó la decisión de ingresar a Miguel Pajares en agosto. En octubre, tras el contagio de la auxiliar Teresa Romero, el hospital inició de urgencia unas obras en la sexta planta para habilitar cuatro habitaciones con esclusas de mayor tamaño mientras ella aún estaba hospitalizada. El Gómez Ulla no estaba preparado para casos de ébola, dijo el Gobierno regional.

Finalmente, el 7 de noviembre, el Consejo de Ministros aprobó destinar 2,5 millones a la remodelación del Gómez Ulla para convertir su planta número 22 en “una unidad de aislamiento hospitalario de alto nivel”. El viernes pasado anunció otros cuatro millones para 2015.

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Re: Crisis epidémicas
« Respuesta #778 en: 17 de Diciembre de 2014, 10:27:12 am »
Y eso del Ebola que es?
una enfermedad por la que siguen muriendo cantidad de personas, incluyendo médicos voluntarios en su mayoría con creencias de ayudar a los semenjates y religiosas (también hay muchos médicos musulmanes y budistas afectados), eso si ya no se oye mucho porque a nadie se le ha ocurrido sacrificar a un perro y por supuesto NINGÚN eurodiputado de todos los que hay bien pagados por estar casi siempre en su pais sin hacer nada intentan ayudar ya que como dijo un forero son negritos y esos se van a morir siempre

Ahí le has dao.

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Re: Crisis epidémicas
« Respuesta #779 en: 17 de Diciembre de 2014, 14:58:33 pm »


Yo creo que lo que ella hizo fue enfermar e ir a la peluquería, igual si desde la Comunidad de Madrid hubiesen actuado con diligencia, no se, pero lo sencillo es dar caña por el lado más débil, de cagaos y lameculos esta el mundo lleno

Si si, pero vida separada del marido por si acaso pero con los demás, precauciones 0. Muy lógico

Pedimos la perfección en una enfermera y sin embargo no exigimos a sus responsables, teóricamente mucho más preparados si nos atenemos a su remuneración y estudios?

Hizo mal yendo a la peluquería si tenía sospechas? Por supuesto, piensas que lo hizo a mala leche, no lo creo, más bien me parece que estaba bastante confusa, gracias, en parte, a los ZOQUETES a los que se les suponía EXPERTOS RESPONSABLES que no estuvieron a la altura a pesar de cobrar una pasta y que siguen en su puesto, salvo el bocachancla.

A los responsables por supuesto, pero en un caso de salud pública como este con unos daños colaterales de un despiste que pueden ser fatales para el resto de personas, por supuesto que le pido la perfección a esta auxiliar de enfermería como a cualquier otro profesional.

 Y claro que no digo que lo hiciera aposta, pienso que fue torpe, no una grandísima hija de P.... Y a los demás responsables por supuesto que se les está exigiendo responsabilidad, ya hemos presentado con el sindicato las correspondientes denuncias en diferentes sitios.

Yo le pido como profesional la máxima perfección cuando ejerce su trabajo, pero en su vida privada es un ser humano con sus debilidades y carencias igual que yo.