Comida de perros, cigarros en el cuerpo y alcohol por un tubo: las novatadas más atroces
Las vejaciones a alumnos descienden desde la pandemia pese a la polémica del año pasado en el Elías Ahuja de Madrid
Un protocolo entre la UCM y el ayuntamiento quiere acabar con unos abusos que merman la salud mental
Novatadas: «Los llevan a sus pisos a limpiar el suelo con la lengua»
Tres policías municipales, ayer, en la presentación del plan contra las novatadas en la Complutense JOSÉ RAMÓN LADRA
CARLOS HIDALGO
Madrid
08/09/2023 a las 04:00h.
Ahora que afortunadamente la salud mental deja de ser un tabú, la comunidad universitaria de Madrid ya habla, de puertas para afuera, de respuestas para atajar las vergonzosas novatadas que, desde hace generaciones, son tan comunes en los inicios de curso. Por eso se presenta ahora 'Un nuevo septiembre', un plan a tales efectos pero multidisciplinar: desde los propios colegios mayores a la Policía Municipal y Salud Madrid. «Nos hemos adaptado a la ley de convivencia universitaria y, por primera vez, los equipos colegiales se comprometen en todo ello», resumió Rosa María de la Fuente, vicerrectora de Estudiantes de la Complutense (UCM), el espíritu de la propuesta.
Para ello, será fundamental el papel de la Policía Municipal, muy especialmente, el de los agentes tutores de la Comisaría Integral del Distrito de Moncloa-Aravaca, la más afectada por las novatadas y los botellones universitarios. El protocolo, al que ha tenido acceso ABC, especifica que «existe una problemática cíclica al inicio de cada uno de los cursos académicos en el campus de la Universidad Complutense de Madrid y en el entorno de los colegios mayores, consistentes en las prácticas o rituales conocidos como novatadas [además del] fenómeno del botellón, ruidos, insalubridad pública, deterioro del medio ambiente urbano y demás conductas incívicas que ponen en riesgo la convivencia vecinal de esa zona del distrito».
Por ello, se aboga por «la creación de líneas de vías de comunicación, apoyo y entendimiento mutuo», para «compartir experiencias y conocimientos, lo que implicará una mejora en la gestión y resolución del desarrollo de prácticas de novatadas».
Tres semanas después de los incidentes hemos escuchado la opinión de todo el mundo excepto la de los propios alumnos. Nadie parece haber mostrado interés por las personas que hay detrás de la foto del edificio. ABC habla por primera vez con ellos
Todas las partes incluidas, también la asociación de Colegios Mayores de Madrid, se reconocen mutuo interés y capacidad legal necesaria y suficiente en su desempeño. Así, en cuanto a la Policía Municipal, al inicio del curso «establecerá un operativo policial de presencia disuasoria en el entorno de los colegios mayores y, en especial, en las zonas verdes existentes en las proximidades, al objeto de impedir comportamientos incívicos». Además, una Oficina de Atención al Ciudadano móvil (OAC) con un punto fijo cerca de la facultad de Educación (glorieta de Juan XXIII), en horario de mañana y tarde; allí podrán acudir tanto los vecinos para trasladar sus quejas o estudiantes que quieran poner una denuncia penal.
«No hay denuncias»
También está disponible la propia comisaría del distrito, que dará curso a esos casos, así como a los asuntos tramitados por los Agentes Tutores; estos últimos realizan charlas y coloquios, además de talleres formativos para concienciar y sensibilizar a los colegiales, sobre todo en la prevención, autoprotección, consecuencias jurídicas (sanciones y penales) derivadas de las novatadas. Los datos recabados podrán ponerlos en conocimiento de los directores de los colegios mayores donde se produzca una de estas vejaciones.
Silvia García y Carlos Orgaz son dos de los agentes tutores de Moncloa que están involucrados en la lucha contra las novatadas. En conversación con ABC, en el Real Jardín Botánico de Alfonso XIII, en Ciudad Universitaria, se sinceran: «Este año, lo que estamos teniendo son botellones y hay una disminución con respecto a años anteriores en novatadas, aunque no existen estadísticas propias. Sobre todo, en los últimos tres años. Muchos casos son ocultos y no hay denuncias», especifica el agente Orgaz.
«El trabajo que se viene haciendo está dando resultado», incide García. Lo que sí se encuentran son «daños en edificios de los colegios mayores, pues los estudiantes se presentan de noche y los causan». «En nuestra presentación tenemos casos anteriores, ejemplos, como lesiones, golpes, cigarros que se apagan en el cuerpo de estudiantes, que tengan que comer alimentos para perros...», añade la policía.
«Hemos detectado que este año están ingresando antes los alumnos de primer curso, para hacer actividades conjuntas, jornadas de integración, para que generen grupos desde el principio entre ellos y no tengan que integrarse con los mayores», incide Ordaz.
Dejan claro que algunos 'malotes' no son concientes de que lo que han cometido es un delito y acaban a veces en comisaría. «Fundamentalmente, damos formación en prevención. Intentamos ser muy claros en las exposiciones, que no vean las novatadas como un juego ni como algo integrador, sino como lo que realmente. Cualquier novatada no la harían en ningún otro entorno de su vida o si estuvieran solos», añade Silvia García.
Pertenencia al grupo
Efectivamente, esa es una de las sensaciones más comunes: los acosadores suelen actuar en grupo, como ocurre muchas veces con los agresores sexuales, que se envalentonan cuando van en manada y no son nadie como individuos. «Parece que, al venir de fuera y dejar a su familia, tienen el mito de que así pertenecen a un colectivo, a un grupo. Y lo peor no es el daño físico, que es el que se ve, sino el psicológico, que es el que queda. Además, les damos a conocer que existen otros mecanismos a los que acudir», explica, muy didácticamente, Carlos Orgaz.
La mayoría de las novatadas, eso sí, «no se harían si no hubiese detrás el consumo de alcohol», tanto el que las ejecuta como el que las sufre. De hecho, una de ellas es vaciar alcohol a la víctima a través de un embudo, directo a la boca. «El consumo de alcohol es previo al acto de acoso y durante», especifican.
No solo son novatadas. También hay ritos, como el caso del año pasado que se hizo viral a través de un vídeo: colegiales del Elías Ahuja profirieron gritos e insultos machistas y obscenos a las estudiantes de un colegio vecino, que es solo femenino. El Movimiento contra la Intolerancia se personó en el caso y denunció a la Fiscalía, que tramitó un expediente, aunque todo quedó en nada penalmente. Apenas se produjeron unas expulsiones de los cabecillas del centro, que vio su reputación por los suelos. Una práctica tan asumida, que incluso las chicas interpeladas llegaron a afirmar que aquello era normal y que no debían castigar a los que les lanzaban improperios del tipo más bárbaro.
«El año pasado sufrimos mucho con lo que pasó y por eso era necesario crear un protocolo de relaciones intercolegiales. No podemos consentir mofas y vejaciones que no controlemos ni situaciones que violan los derechos humanos y producen discriminaciones. Queremos mejorar las relaciones entre los colegios, para que los colegiados trabajen conjuntamente y se respeten entre ellos», dijo la vicerrectora de Estudiantes de la Complutense, Rosa María de la Fuente. Ya han comenzado fiestas y partidos de fútbol entre colegios rivales, para confraternizar.