Mi posición en este tema es clara. Respecto al tema de los desahucios entiendo la tragedia y la impotencia de que vengan mal dadas con algo tan esencial como el techo de cada uno. Ahora bien, si de esto se debería aprender algo es a ser más responsables. Todos. Porque ahora es muy fácil decir que esto ha sido una estafa, que ha sido premeditado y que han ganado la partida los de siempre, pero a mi me huele que, hace 10 años, de haberse hecho las cosas como tocaban (mantener los tipos de interés y conceder hipotecas de un modo más conservador), más de uno de los que ahora se echa las manos a la cabeza porque se quedan en la calle se hubiese rasgado las vestiduras porque no podían acceder a una vivienda digna y porque comprar una casa hubiese sido imposible para la mayoría de los que ahora están en el PAH.
Y ese es el problema, que al calor de la burbuja hemos vivido todos la mar de bien; Los políticos a base de comisiones, los promotores a base de concesiones, las entidades a base de vender hipotecas como locos, los panchitos a levantar el país, los ninis a comprarse bmw y los pepitos a creerse propietarios con derecho a mirar por encima del hombro a los que viviamos de alquiler. Y los que no se empufaron, también se beneficiaron a base de un estado del bienestar que todos hemos catado de un modo u otro, sea por la universidad, las paguitas, las subvenciones del teatrito o lo que cojones haya sido que el estado les ha regalado. Me juego el cuello a que, de haberse parado esta orgía de ladrillos, al presidente de turno le habrían cortado la cabeza, oposición, medios y opinión pública, por traidor y por frenar a España de su carrera meteórica hacia el Valhalla del progreso.
Evidentemente, si voy a estar de una parte voy a estar de aquel que lo ha perdido todo, por solidaridad y porque me queda más cerca, pero la solución no es cargarnos el muerto a los demás. Si alguien compra casas a 30 años vista creyendo que nunca le van a venir mal dadas es una apuesta muy arriesgada que debe recapacitar muy mucho. Si alguien creía que en el banco regalaban duros a cuatro pesetas ha pecado de cándido, y toda mi pena por tan mala decisión, pero nadie le obligó a firmar. Quien diga lo contrario (presión social, familiar) está faltando a la verdad.
Lo siento mucho pero la posición debe de ser lo más imparcial posible. Ni se rescata a unos, ni se rescata a otros. Porque si me da asco vivir en un país de ladrones, más miedo me da vivir en uno de irresponsables.