Las 600 mujeres del inspector de Policía
Los dos agentes dedicados a la violencia doméstica en Puente de Vallecas son responsables de 600 víctimas con orden de protección y de la seguridad directa de 30 calificadas "de alto riesgo", pero ni siquiera tienen un vehículo oficial
Josefa Paredes | 28/10/2007 |
Cuando el móvil suena de madrugada su se?ora, medio dormida, bromea con él. "Es una de tus mujeres", le dice. Y siempre acierta. Él es inspector de policía y su número está el primero en la agenda de 15 víctimas de malos tratos. Sabe sus nombres, cuántos hijos tienen, dónde viven. Sabe que tienen miedo. Pero lo que nunca sabe es cuándo llamarán. Y duerme pegado al teléfono. Por si acaso.
Desde hace cuatro meses tiene un compa?ero. Pero hasta entonces él, a sus 58 a?os, era el único policía de la Unidad de Prevención, Asistencia y Protección a las Víctimas de Violencia Doméstica (UPAP) de la comisaría madrile?a de Puente de Vallecas. Hoy, entre los dos, protegen directamente a 30 mujeres, las que tienen más riesgo de ser agredidas. Pero en su distrito hay 600 mujeres con una orden de protección en vigor. No tienen coche policial, sólo un ordenador (compartido) y los teléfonos. Y cada mes entran en su despacho, de media, 25 órdenes nuevas.
Objetivos y medios
Cuando se creó la unidad, a principios de 2003, se le marcaron objetivos ambiciosos. Policías como los de Vallecas tienen que estar en contacto permanente con las mujeres maltratadas que se les asignaran. Detectar el mayor o menor riesgo al que se enfrentara cada una. Controlar su entorno y las zonas donde desarrolla su vida cotidiana. Asesorarlas y acompa?arlas en sus trámites policiales y judiciales cuando lo necesitaran. Y para hacer todo eso, entre otras cosas, se estimó que serían necesarios 500 agentes en toda Espa?a.
"Pero esas plazas no se cubrieron", asegura el secretario general del Sindicato Unificado de Policía, Felipe Brihuega. "Eran plazas para agentes de segunda actividad, policías mayores de 55 a?os en situación previa a la jubilación. Son agentes que sólo pueden hacer determinados servicios y que piden adscribirse a la unidad voluntariamente. Pero muchos funcionarios, a esa edad, no quieren verse en la responsabilidad de tener que estar conectados 24 horas al día por el móvil, sin medios suficientes para atender a decenas de mujeres, y las plazas quedan vacantes".
La cosa empezó a cambiar algo en enero de este a?o, la Policía ha incluido en la unidad agentes en activo y hoy, explican, hay 485 funcionarios que son responsables directos de la seguridad de las 5.753 mujeres incluidas en su programa especial y de otras 20.000 con órdenes de protección. 18 agentes más acaban de superar el curso de preparación y se incorporarán en breve. Once mujeres de "alto riesgo" por cada agente.
"Sí empieza a haber policías en activo en la UPAP, aunque mayores de 50", como el segundo que llegó a Puente de Vallecas, confirma el SUP. "Pero el destino es voluntario y, si nadie lo solicita, las vacantes no se cubren, acusa el sindicato. "En Motril, por ejemplo, había tres policías con 45 mujeres a su cargo. Cuando se dieron cuenta de la responsabilidad que tenían sin ni siquiera un vehículo, dos se dieron de baja y se quedó uno solo a cargo de todas ellas".
Línea directa
Casi cada día llega una nueva orden de protección a Puente de Vallecas. Cuando consideran que es necesario, los agentes citan a la mujer en comisaría. "La entrevista personal es nueva, antes sólo se les llamaba por teléfono. Es muy importante porque nos permite explicarles lo que podemos hacer por ellas, qué tienen que hacer en cada caso, y la necesidad de que cumplan las medidas de autoprotección y se comprometan con su propia seguridad", explica Jaime Cuadrillero, inspector responsable de la UPAP en Madrid.
"Hablamos con ella y si es preciso le ofrecemos que entre en el programa de protección, y un teléfono. La mayoría, lo aceptan", cuentan en Puente de Vallecas. Los teléfonos se solicitan y en un par de días, como mucho, están disponibles. Cada vez que les autorizan uno, los agentes de Vallecas tienen que cruzar Madrid (en metro) para ir a buscarlo al Centro Policial de Canillas.
El teléfono tiene tres botones de marcación rápida que conectan a la víctima con su agente de la UPAP, la sala central del 091 y la sala especial de seguridad ciudadana. En caso de urgencia "siempre les decimos que llamen al 091 y, después, a nosotros". Porque si una mujer en peligro llama al agente de la UPAP que se encarga de ella, ese policía, a no ser que por casualidad se encuentre cerca, sólo podrá llamar a la comisaría para que acuda un coche patrulla y detenga al agresor. "Somos un punto intermedio entre que no tengan nada y un escolta personal", resume Cuadrillero.
Sin vehículos
Los policías de la UPAP tienen que estar conectados 24 horas al día y acompa?ar a las mujeres en cualquier trámite policial o judicial que requieran. Pero al final son también trabajadores sociales, psicólogos, chóferes y pa?os de lágrimas de las mujeres que protegen. Cuando hablan de ellas, siempre las llaman por su nombre. "Alicia tiene 82 a?os y está en el programa de protección. Hay veces que nos llama sólo para contarnos cómo va su artrosis. Nos agradece mucho lo que hacemos por ella. A veces, nos trae bombones. La semana que viene tengo que ir a su juicio. Dice que su hija no tiene coche, que no tiene cómo ir. ?Cómo te vas a negar a llevarla?", dice el agente más veterano de Vallecas.
La falta de vehículos les limita mucho, aunque es uno de los medios materiales que se contemplan en el escrito de creación de la UPAP. "Es imposible conseguir uno para nosotros, así que el jefe de la unidad ha solicitado uno para toda la ciudad", explican en Vallecas. En Madrid hay 335 mujeres en el programa especial de protección y, más de 4.000 órdenes de alejamiento en vigor. Cada mes se dictan entre 400 y 500 nuevas. "He solicitado el vehículo y aún nadie nos ha dicho que no", dice el jefe de la UPAP madrile?a. "Un coche sólo para Puente de Vallecas (un distrito de 250.000 habitantes, más del doble que Santiago de Compostela) estaría infrautilizado", considera.
Cuando los agentes de Vallecas van a dar una vuelta por la zona para ver dónde viven las víctimas o sus lugares de trabajo, se desplazan en metro o caminando. Antes lo hacían más, pero ahora no tienen tanto tiempo. En julio entró en vigor la instrucción 10/2007 de la Secretaría de Estado de Seguridad (aquí, en PDF) que les obligaba a revisar el riesgo de todas las mujeres con orden de protección en vigor antes del 30 de octubre.
"María Teresa Fernández de la Vega quería presentar los datos en octubre, y desde que salió la orden inflan a los policías a rellenar papeleo", explican en el SUP. "Parece que han ampliado hasta diciembre", dicen en Puente de Vallecas, mientras se encogen de hombros.
Valorar el riesgo
Desde entonces, los policías de la UPAP pasan mucho tiempo delante del ordenador. Los dos de Vallecas empezaron a finales de agosto y tienen 80 casos revisados, de los 600 que se acumulan sobre su archivador.
"La burocracia nos lleva mucho tiempo", dice el más veterano. Antes nos dedicabamos única y exclusivamente a nuestras mujeres. Sabíamos su vida y milagros y ellas nos lo agradecían. ahora estamos desbordados y agobiados. Para cumplir con la orden tendríamos que hacer 200 llamadas y 200 citas a la semana". Además, ponen en duda la utilidad del programa informático que utilizan. "El resultado final no es muy fiable", asegura. "No sirve de mucho porque estamos hablando de personas. Casi siempre hay alcohol de por medio. Y lo que hoy es un riesgo bajo o medio ma?ana es una agresión", explican.
?Se quedan fuera del programa de protección mujeres que lo necesitan? "Sin duda", dicen los policías. "Todas las víctimas con riesgo medio o alto lo necesitarían. Aunque nosotros ya tengamos 15, si llega una nueva que lo precisa también la incluimos. Saben que tendrán que trabajar más tardes. Que no pueden descansar los fines de semana. Que en vacaciones tienen que tener el teléfono encendido. Pero están orgullosos. En los dos últimos a?os, no ha habido una sola mujer asesinada por su pareja en Puente de Vallecas. "Eso es que estamos ahí".