Tribunales
La Audiencia juzga a un policía que abusó de una mujer en los calabozos
El policía acusado de violar a una inmigrante dice que la relación fue consentida
Las acusaciones creen probado que el agente uniformado y armado sacó de los calabozos a la mujer y en un lugar apartado abusó de ella
El policia nacional con su abogado antes del juicio
Rueda V illaverdePilar Muñoz
Con gesto grave, preocupado y cabizbajo abandonó la sala de vistas de la Audiencia Provincial, tras ser juzgado, el policía nacional acusado de abusar sexualmente de una inmigrante cuando se encontraba detenida en los calabozos de la Comisaría Provincial de Ciudad Real el 26 de junio de 2008.
El juicio se celebró a puerta cerrada a instancias del letrado de la acusación particular y quedó visto para sentencia pasadas las dos de la tarde después de que la fiscal del caso mantuviera la petición de ocho años de prisión al considerar probado que el encausado, un agente del Cuerpo Nacional de Policía que responde a las iniciales R. M. M., de 54 años, abusó sexualmente de una inmigrante unas horas después de que fuera detenida y encarcelada en los calabozos de la comisaría. La fiscal, tras la vista oral, aseguró a los periodistas que el testimonio de la víctima «es creíble» y, en la certeza de que fue víctima de abusos, mantuvo la petición de ocho años de prisión para el acusado, quien negó los cargos que se le imputan y declaró que la relación sexual fue «consentida» y «propiciada» por la víctima, una joven de nacionalidad paraguaya.
Así lo manifestó ayer a los medios el abogado de la defensa, Ángel María Rico, quien explicó que, según la versión de su defendido, «ella inició la relación sexual que él consintió de manera absolutamente indebida».
Las versiones sólo son coincidentes en que al mediodía del 26 de junio de 2008 dos mujeres inmigrantes fueron detenidas en la plaza de las Terreras de Ciudad Real por estar en situación irregular en España. Los agentes de la Brigada de Extranjería las llevaron arrestadas a la Comisaría Provincial donde fueron encarceladas en los calabozos, pero en celdas distintas. Ese día estaba de servicio el agente ahora procesado realizando labores de seguridad en el control de acceso a las dependencias policiales y, a su vez, se encargaba de la custodia de los detenidos que estaban en los calabozos ubicados en la planta sótano del edificio. A partir de aquí el relato de hechos es dispar.
Angustia y miedo. La víctima, «entre sollozos», declaró que el policía se presentó en su celda con el uniforme y el arma reglamentaria, indicándole que le siguiera. En ese momento ella pensó que la iban a cambiar de celda, pero cuando llegó a un cuarto, una especie de almacén, y el agente le dijo que «estaba muy buena», al tiempo que empezaba a tocarle los pechos y decirle que no gritara, sintió «un miedo aterrador», explicó temblorosa la víctima a este diario. Acto seguido la forzó y le dijo que no se preocupara porque tenía la vasectomía hecha. Después la llevó a la celda. «Al principio seguía muy asustada sin saber qué hacer. Empecé a sentirme sucia, cada vez peor», aseguró a este periódico. Al día siguiente, cuando salió de la celda, denunció los hechos.
«Cuando me detuvieron me dijeron que me iban a deportar y después de lo que me pasó sólo quería irme del país, pero me dijeron que no podía porque había denunciado y tenía que esperar al juicio». Ayer, mientras aguardaba a ser llamada para prestar declaración ante el Tribunal de la Sección Primera estaba visiblemente angustiada y «con miedo», según confesó, por volver a tener cerca al hombre que presuntamente la forzó. A las 11.20 horas, tras casi 45 minutos de interrogatorio, salió de la sala de vista llorando y abatida. Su abogado, Jesús Benítez, explicó a los medios que declaró entre sollozos. El letrado aseguró que las «pruebas científicas (ADN) eran «bastantes concluyentes» y afirmó que la mujer denunció cuando pudo: «En el primer momento en que se vio fuera de la celda». Hecho que cuestionó el abogado Ángel María Rico que defendió al procesado. Según su versión, los hechos ocurrieron tras «permitirle» a la víctima realizar unas llamadas telefónicas, algo «que está prohibido».
La mujer «inició los tocamientos y masturbó al policía sin que jamás existiera la penetración que ella refiere», remarcó el letrado sintetizando la declaración prestada por su defendido. Respecto a las restos de ADN hallados en la ropa interior de la mujer y en el exterior de sus órganos genitales, el abogado dijo que ella se quitó la ropa y se manchó. «Él no llegó a bajarse el pantalón, sólo la cremallera».
El abogado pide la absolución o una pena inferior a dos años de cárcel. No obstante, considera que cometió una infracción «suficientemente grave» por la que va a ser apartado del Cuerpo Nacional de Policía. Sin embargo, la defensa considera probado un delito de abuso sexual con penetración mediando el abuso de autoridad y trato vejatorio. En el juicio también declararon dos testigos y siete policías de la Comisaría Provincial.
El agente fue detenido e ingresó en prisión preventiva el 28 de junio de 2008, pero salió en libertad provisional un mes después tras pagar una fianza de 6.000 euros.