Los municipales, vigilantes del asfalto
![](http://fotos.lne.es/fotos/noticias/318x200/2010-01-31_IMG_2010-01-24_01.16.20__3607449.jpg)
El inspector Vega al finalizar su turno elaborando los partes de incidencias. ricardo solís
El reloj marca poco más de las once y Javier Lozano le pasa el relevo al inspector José Manuel Vega. Tras un breve intercambio de información comienza el turno de noche para este veterano que comenzó su carrera como militar en la base de Torrejón de Ardoz (Madrid) y finalmente se decantó por la Policía Local. Suena la emisora. Unos jóvenes supuestamente han accedido a una vivienda de propiedad municipal en Villalegre. Y sube la adrenalina al tiempo que aumenta la velocidad del vehículo todoterreno que conduce Vega. En pocos minutos, tres patrullas se personan en la vivienda de donde salen siete jóvenes, algunos menores. A todos les toman la filiación -nombre, apellidos y número del documento de identidad- y les dejan irse. Los chavales se defienden, tartamudean... A nadie le gusta sentirse culpable y lo suyo, reconocen, fue poco más que una travesura regada con whisky.
?Avilés es una ciudad tranquila?, sentencia el inspector. El trabajo de los agentes es, pese a todo, cuestionado a cada minuto. ?La Policía Local ha cambiado, tenemos más medios y gente joven bien preparada. Trabajamos con profesionalidad alejándonos cada vez más de la figura del guardia municipal pero somos conscientes de que nuestro trabajo se mira con lupa?, subraya Vega, quien adelanta que próximamente los coches patrulla incorporarán un sistema GPS que les facilitará la localización de los vehículos en caso de emergencia. Cada agente realiza a la semana dos turnos en horario de ma?ana, dos de tarde y dos de noche a los que le siguen cuatro días de descanso. Es lo que se llama ?turno biológico?. Cada uno de los 120 agentes que ejercen en Avilés lleva uniforme e incorpora, a su gusto, material de defensa: ASP (toletes extensibles), sprays... Las pistolas son de dotación y el Ayuntamiento está renovando ahora los revólveres por armas semiautomáticas.
La noche, tranquila, da pie a la conversación. ?Es demasiado pronto para que se produzca cualquier altercado?, asegura Vega mirando el reloj. Aún es la una de la madrugada. En este tiempo, las distintas patrullas de la Policía Local se dedican a controlar que los vehículos estén bien aparcados. De ahí la primera multa del turno: noventa euros a dos coches por estacionamiento indebido en la calle Las Artes. Aprovechan además para vigilar las instalaciones municipales, especialmente las deportivas. Todo cambia cuando suena la emisora. Villabrille, desde la central, facilita el segundo mensaje de la noche: Se busca a un coche que huyó tras dar un golpe en el paso Larra?aga. ?Cuando los conductores se dan a la fuga es porque no tienen carné, seguro de circulación o están bebidos?, manifiesta Vega, que se lanza a la búsqueda del fugitivo. Otro aviso: Coche circulando a velocidad excesiva por Bernardino Guardado, en El Pozón. Y una llamada más, la noche parece que se anima. Un vecino se muestra molesto por el ruido que, asegura, procede de un bar de la calle La Estación. Y de repente, el coche patrulla da un giro brusco, aumenta la velocidad, la adrenalina, la improvisación... y giran los rotatorios azules. ?Qué ocurre? Dos coches patrulla persiguen por Avilés a un turismo con la matrícula 0-1329-BL. El conductor, según tienen conocimiento los agentes, puede portar un arma. Los policías detienen finalmente al turismo en la calle Auseva, en El Arbolón.
?No llevo armas?, dice el joven, indocumentado. Tras el registro del coche, los agentes dan con un arma de fogueo ilegal escondida en el maletero. ?Es del ni?o?, se atreve a decir. La cosa se pone fea y los agentes suben el tono de voz. El conductor carece de carné de conducir y seguro. La Policía Local se lleva a D. S. D. S., natural de Brasil, al cuartel para elaborar el pertinente expediente. El coche lo recoge la grúa, que lo lleva al depósito del parking de La Exposición. ?Por portar un arma de estas características tenemos que elaborar un acta que enviamos a Delegación de Gobierno?, explican los agentes. Al copiloto del vehículo, un joven también brasile?o, la Policía Local le incauta un trozo de hachís. Son las dos y veinticinco de la noche. Comienza el ?meneo? en Avilés.
Tras una breve parada en el cuartel, los agentes continúan con la ronda callejera. ?A partir de cierta hora de la noche centramos buena parte de la vigilancia en Sabugo porque es donde se producen habitualmente más altercados los sábados?, recalcan. Dicho y hecho. En ?Hermanos Orbón? apenas sesenta personas realizan ?botellón? y en la calle Carre?o Miranda cuatro jóvenes imberbes se ganan las miradas de los agentes. Carecen de documentación, se presentan como marroquíes y acaban confesando que han salido del centro de menores de la calle Orejas Sierra de Avilés. Los agentes dejan irse a dos de ellos tras ponerse en contacto con los responsables del centro y, a los otros dos, los llevan al piso tutelado. Ya allí se descubre la verdad: uno tenía una denuncia del centro de Avilés por desaparición interpuesta una hora antes y, otro, una denuncia por fuga del centro de Oviedo desde hacía tres días.
Ya en el coche patrulla y mientras los avilesinos bailan al ritmo de sábado noche otro aviso: un conductor está haciendo zigzag en Llano Ponte. De nuevo luces, tensión... El objetivo: salvar vidas. ?Cuando la gente va bebida y al volante es una máquina de matar?, manifiesta Vega. Una vez que le dan el alto al conductor le realizan la prueba de alcoholemia, la misma que luego le repiten en el cuartel. ?El resultado? 1,09, cinco veces más que la tasa permitida.
El turno se acerca al final. En la última ronda de la noche, los agentes sancionan a un candamín al que pillan orinando en la calle y multan al conductor de un vehículo con la matrícula 6756BDS por saltarse una línea continua en Cervantes. Ya en el cuartel, el inspector Vega firma las actas con las incidencias de la noche que pocas horas después leerá el intendente, su superior. Los agentes, entre tanto, cambian el uniforme por ropa de paisano y se despiden. Antes del último adiós, alguien pregunta. ?Cómo quedó el partido? 4-0, ganó el Barça. Algunos policías sonríen; otros, se lamentan. En el próximo encuentro volverán los goles y los detenidos. El viejo reloj marca las seis de la madrugada.