Muere el vigilante que recibió una paliza en la planta fotovoltaica
José Antonio Jiménez Ceferino, de 32 a?os, fallece casi dos meses después de ser agredido brutalmente en Marchena por una banda de delincuentes del Este
Fernando Pérez Ávila | Actualizado 21.01.2010 - 13:00
El vigilante de seguridad que fue brutalmente agredido por una banda de delincuentes en la planta fotovoltaica de Marchena el pasado 25 de noviembre murió este martes en el Hospital Virgen del Rocío, donde pasó los dos últimos meses de su vida tratando de recuperarse de la gravedad de sus heridas. El vigilante, José Antonio Jiménez Ceferino, de 32 a?os, fue enterrado ayer por la tarde en el cementerio municipal de Camas, la localidad en la que residía, después de un funeral celebrado en la parroquia Nuestra Se?ora de la Fuente.
Jiménez Ceferino, empleado de las empresas Omega y Seguridad Uniformada S. L., fue asaltado por un grupo de delincuentes que irrumpió de madrugada en la planta fotovoltaica para robar cables de cobre. El vigilante se encontraba solo en las instalaciones, situadas a unos cuatro kilómetros del casco urbano de Marchena, y recibió una brutal paliza que ha terminado costándole la vida. Los asaltantes le golpearon con una dureza extrema hasta el punto que llegaron a clavarle un punzón en el ojo. Esta herida hizo que posteriormente desarrollara un absceso o infección en el cerebro. Además, el trabajador sufrió fractura de cúbito y radio, fractura de la órbita ocular y un traumatismo craneoencefálico como consecuencia de los numerosos golpes recibidos.
Los delincuentes dejaron al vigilante malherido y esposado con sus propios grilletes en la planta fotovoltaica, donde fue encontrado a primera hora de la ma?ana. Posiblemente creyeron que estaba muerto y se llevaron su teléfono móvil y su coche, que apareció quemado en un paraje cercano.
La Guardia Civil continúa buscando a los agresores y cree que se trata de una banda de delincuentes de Europa del Este, posiblemente de Rumanía. A los investigadores llegó incluso a sorprenderles la brutalidad empleada por los asaltantes, que se enfrentaron a un hombre desarmado. La asociación Vigías informó ayer de que la Unidad Provincial de Seguridad Privada de Sevilla le concederá al vigilante, a título póstumo, la mención honorífica de tipo A por "poner su integridad física en peligro en beneficio de los ciudadanos y los bienes bajo su custodia".
El sepelio de Jiménez Ceferino congregó a numerosos vecinos de Camas y a muchos compa?eros del sector. La noticia de su muerte ha abierto el debate sobre las irregularidades existentes en la seguridad privada, sobre todo en materia de contratación y en la dotación de armas al personal.
CCOO acusó a la Subdelegación del Gobierno de no facilitar armas de fuego a los vigilantes para servicios como el que prestaba Jiménez Ceferino. "Se encontraba solo y con unos grilletes y una defensa como únicos elementos de protección", dijo la secretario de Actividades Diversas de CCOO, Mercedes Santoja. El Sindicato de Trabajadores de Seguridad también denunció la paradoja que sufre el sector. "Es la inseguridad de la seguridad", expuso Antonio Fernández, representante de este sindicato.
Por 'ilicitud' en las pruebas de ADN que les practicaron
Absueltos los dos acusados de matar a un vigilante de seguridad Los hechos ocurrieron en una planta fotovoltaica de Marchena La Audiencia de Sevilla ha absuelto, por falta de consentimiento en la prueba de ADN, a dos ciudadanos rumanos que se enfrentaron a 38 años de cárcel por asesinar con ensañamiento al vigilante de una planta fotovoltaica de Marchena (Sevilla) para robar cobre.
Una sentencia de la Sección Cuarta de la Audiencia absuelve a Adi D., de 24 años, y Marius L.C., por nulidad de la prueba que identificó su ADN en un guante de trabajo abandonado por los ladrones y el pantalón de la propia víctima.
Según los jueces, la identificación genética de los acusados "carece de validez y ha de ser excluida del acervo probatorio de cargo, por la ilicitud de que adoleció en su día la extracción en otras causas de las muestras biológicas".
Tal ilicitud deriva de la ausencia de consentimiento del interesado o autorización judicial, en el caso de Marius L., y de la omisión de la necesaria asistencia letrada y de intérprete en el caso del acusado Adi D.
No hablaban español
Afirma la sentencia que "no hay ningún dato que sugiera que ninguno de los dos acusados tuviera un dominio del idioma español mínimamente suficiente para comprender el lenguaje formal en que están redactados los documentos suscritos con su firma en los que se consigna la recogida de muestras biológicas".
El asesinato de José Antonio Jiménez Ceferino fue presuntamente realizado por cuatro ciudadanos rumanos, dos de ellos fugados de la justicia, en la madrugada del 25 de noviembre de 2009, después de que unas horas antes fuesen ahuyentados por el vigilante cuando les sorprendió intentando robar cobre.
A la nulidad de la prueba de ADN la sentencia añade que "la suposición de que los autores del primer asalto hubieron de ser también los del segundo es puramente especulativa; pues si es poco probable que en un mismo día haya dos intentos de robo en el mismo lugar aislado y cometidos por personas distintas, tampoco es probable que unos ladrones que se dan prudentemente a la fuga en cuanto observan que el lugar asaltado cuenta con un vigilante vuelvan a las pocas horas dispuestos ahora a consumar su propósito a sangre y fuego".
Dudas sobre la autoría
Con ello se arriesgaban a demás a que "en el ínterin la vigilancia se haya visto reforzada a consecuencia del primer asalto frustrado". Tampoco consideran lógico que los acusados, que acababan de ser identificados por la Policía Local cuando compraban una cizalla en una ferretería de Marchena, se atreviesen a cometer con ella un robo solo una hora después y en el mismo término municipal.
Por lo demás, añade el fallo que en Marchena había en aquellas fechas un asentamiento de varias decenas de familias de nacionalidad rumana, como declaró un policía local en el juicio.
En el juicio, dos forenses informaron de que el vigilante murió dos meses después de la agresión como consecuencia del cuadro infeccioso generalizado que le causó el destornillador que los ladrones le clavaron en el ojo, por lo que la Fiscalía y la acusación particular imputaron a los procesados un homicidio con ensañamiento, además de robo y daños.
Los dos jóvenes, de nacionalidad rumana, estaban acusados de asesinato y robo
Según la sentencia, existen dudas fundamentadas sobre la autoría de los hechos