Un escenario de debilidad extrema para la economía española hasta, al menos, 2014. Ese es el pronóstico del Fondo Monetario Internacional (FMI), que acaba de hacer públicas sus nuevas previsiones, ya desveladas la semana pasada. Como se anticipó entonces, en la rebaja generalizada de las expectativas económicas España se lleva la peor parte, con una grave recesión que el FMI extiende a 2012 (-1,7%) y 2013 (-0,3%). Y en ese escenario, da por hecho que el Gobierno español incumplirá el objetivo de déficit público pactado con Bruselas.
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"Mayores ajustes en el déficit puede llegar a ser un objetivo indeseable para el crecimiento", advierte el Fondo
La recuperación se ve amenazada por los problemas en la Europa del euro y la fragilidad de EE UU
El FMI estima que 2011 se cerró con un déficit del 8% del PIB, en línea con lo anticipado por el nuevo Gobierno del PP y muy lejos del 6% pactado para el año pasado. Para los próximos ejercicios, pronostica un saldo presupuestario negativo del 6,8% (2012) y del 6,3% (2013), también muy por encima de sus proyecciones anteriores y, sobre todo, de la senda de ajuste acordada con la Comisión Europea. Según lo establecido en el programa de estabilidad español, el déficit conjunto de las Administraciones no debería superar el 4,4% del PIB este año, ni el 3% el próximo.
El Ejecutivo de Mariano Rajoy ha insistido desde que llegó al poder en que cumplirá el objetivo pactado con Bruselas, pese a que eso implicaría bajar el déficit público del 8% al 4,4% en un año, un ajuste sin precedentes en la democracia. La drástica revisión a la baja de las previsiones económicas, como estas del FMI o las publicadas el lunes por el Banco de España, han llevado al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, a expresar dudas sobre la posibilidad de alcanzar el objetivo. El resto del Gobierno, con el presidente Rajoy al frente, se ha esforzado por reiterar que el compromiso permanece intacto, aunque los nuevos datos del FMI evidencian que es una tarea casi imposible, incluso contraproducente.
"El objetivo de déficit del Gobierno en estos momentos es el 4,4% del PIB y no hay ninguna modificación al respecto", ha insistido hoy el ministro de Economía, Luis de Guindos, ante sus homólogos en Bruselas, donde ayer le instaron ayer a evitar "desviaciones" por boca del presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker. "No está en la agenda en absoluto", ha continuado Guindos.
Eficacia del ajuste fiscal
Pero si se cumple lo que pronostican los expertos del FMI, la recesión restará eficacia al ajuste fiscal, entre otras cosas, porque recesión y ajuste fiscal se retroalimentan. El Fondo cree que el objetivo de déficit se retrasará no uno, sino dos años: hasta 2013 (6,3%) no se estará cerca de la meta prevista para 2011 (6%). Y eso tomando nota del primer paquete de medidas anunciado por el Ejecutivo de Rajoy, que evita valorar. Sin embargo, tal y como hoy ha defendido Guindos, "no está teniendo en cuenta el esfuerzo fiscal que va a llevar a cabo el Gobierno". En su opinión, además, estas previsiones no se corresponden con la situación real que atravesará el país en tanto en cuanto el FMI hace una proyección de crecimiento y "extrapola" estas previsiones.
Ni Francia (-4,4%) ni Reino Unido (-6,5%) serán capaces tampoco de alcanzar el deseado 3% en 2013, según el FMI, que no deja de valorar en su último informe que el déficit se redujo en muchas economías avanzadas a lo largo de 2011, fruto de los planes de ajuste introducidos. Pero aunque en el caso español el ajuste conseguido (del 9,2% al 8%) se califica de "sustancial", el impacto del recorte es más cuestionable. Un gráfico del Fondo ilustra que los países que más se han apretado el cinturón son los que han encajado una mayor rebaja de sus previsiones económicas. Y España es el ejemplo más extremo.
"Mayores ajustes en el déficit puede llegar a ser un objetivo indeseable desde la perspectiva del crecimiento", advierten los expertos del FMI, que instan a relativizar la argumentación predominante: "un mayor ajuste durante una recaída puede exacerbar más que aliviar las tensiones de los mercados por su impacto negativo en el crecimiento". El Fondo recuerda que buena parte de la mejora en el saldo fiscal de la zona euro se debe a la "inusual" situación presupuestaria de Alemania, que incrementa sus niveles de empleo y recaudación fiscal en plena crisis. Y deja un recado al Gobierno de Merkel, empeñado en alcanzar la estabilidad presupuestaria cuanto antes: "Los países con tipos de interés bajos deberían reconsiderar el ritmo de la consolidación fiscal a corto plazo".
Estimaciones sobre deuda
La combinación de recesión y déficit público más alto de lo esperado hace estragos en las estimaciones de la deuda pública española. Según el FMI, alcanzó el 70% del PIB al cierre del ejercicio pasado y llegará al 84% en 2013, de nuevo muy por encima de sus anteriores proyecciones y de lo comprometido con Bruselas (debería situarse por debajo del 70% el próximo año). Aun así, solo Alemania (79,8% en 2013), presentaría un nivel de deuda pública menor que España entre los países avanzados.
En su análisis general de la situación económica global, el FMI reitera que la recuperación se ve amenazada por los problemas en la Europa del euro y por la fragilidad en otras partes del mundo, como EE UU. "Desaceleración pero no colapso", matiza. La expansión para este año se proyecta en el 3,3%, un recorte de siete décimas respecto a la estimación de septiembre.
Esto se debe en gran medida, según la actualización del informe de perspectivas de crecimiento, a que la zona euro sufrirá lo que califica como una "recesión suave", por el efecto combinado del encarecimiento de los tipos en la deuda soberana, el proceso de desapalancamiento de los bancos y a la consolidación fiscal. El reto inmediato debe pasar por "restaurar la confianza".
Prioridades
La prioridad es solucionar la crisis de la zona euro para evitar un efecto arrastre. Del 1,6% de crecimiento el pasado año, se pasaría a una contracción del 0,5% este, para repuntar al 0,8% el que viene. Es un recorte de 1,6 y de 0,7 puntos porcentuales, respectivamente. El FMI apoya así nuevas medidas de estímulo del Banco Central Europeo, en forma de rebaja de tipos o inyectando liquidez.
El mensaje de la consolidación fiscal a medio plazo sin truncar el crecimiento lo aplica también a resto de los países industrializados. El FMI prevé un crecimiento para este grupo del 1,2% y del 1,9% este año y el próximo, siete décimas y medio punto menos de lo previsto. Para EE UU, la deja sin cambios en el 1,8% en 2012 y la reduce tres décimas, al 2,2%, el que viene.
El FMI destaca el hecho de que la mayoría de las economías avanzadas hayan evitado tropezar y caer en la recesión. Sin embargo, en su análisis vuelve a recordar que todas estas proyecciones parte del hecho de que los lideres europeos van a intensificar sus esfuerzos para corregir la crisis. El impacto, de momento, "está siendo limitado" en otras regiones.
Dudas sobre EE UU
El Fondo no deja de pasar por alto el riesgo que representa el desajuste fiscal estadounidense, con una deuda que equivale ya al tamaño de su economía. A corto plazo, las turbulencias en la zona euro convierten la deuda pública que emite el Tío Sam en un refugio alternativo para el inversor. A largo plazo, sin embargo, la ausencia de un plan fiscal creíble puede crear turbulencias.
En el caso de los países emergentes y en desarrollo, que fueron los que sostuvieron el crecimiento mundial, el mensaje es que sus políticas a corto plazo deben responder "a una moderación mayor de la esperada" del crecimiento interno y a la caída de la demanda externa por parte de los países avanzados. Los flujos de capital hacia estas economías cayó de forma destacada.
A modo de conclusión, y repitiendo la palabras de su director gerente, Christine Lagarde, los economistas del FMI vuelven a pedir una "acción colectiva" para ayudar a que la economía global vuelva a retomar una senda de crecimiento más robusto y equilibrado. Y eso pasa por seguir adelante con reformas estructurales, incluida la del mercado laboral.