Asaltados con la pistola de un guardia civil
La investigación refleja que un cabo murciano supuestamente prestó su arma reglamentaria a una red que atracaba a empresarios en sus casas en la Vega Baja
14.06.10 - 01:05 - J. C. M. | ALICANTE.
Los principales involucrados ya se encuentran en prisión, tras prestar declaración
La 'Operación Campoamor', desarrollada por la Comandancia de la Guardia Civil de Alicante en las últimas semanas, permitió desmantelar una banda delictiva especializada en asaltar a personas adineradas mientras se encontraban en sus viviendas. La intervención, como ya se publicó hace unos días, se cerró con nueve detenidos. Entre ellos figuraba un cabo primero del cuartel de la Benemérita en el municipio murciano de San Javier.
Según se desprende de las pesquisas, este agente, de 37 años de edad, supuestamente cedió su arma reglamentaria y otra de la que era propietario, a título particular, para que se cometiesen parte de los robos violentos. Los principales involucrados en esta causa, dirigida por el Juzgado de Instrucción 2 de Orihuela, se encuentran en prisión de manera provisional, tras comparecer ante la autoridad judicial.
La sorpresa de los especialistas de la Policía Judicial de la Comandancia alicantina fue en aumento a medida que avanzaban en su trabajo. Ello se debía a que el presunto grado de implicación del guardia civil arrestado no era ni mucho menos colateral. Al parecer, según determina la investigación, este integrante del Instituto Armado era una pieza clave para conseguir todos los datos sobre posibles víctimas, así como para saber en qué lugares había menos probabilidades de toparse con una patrulla de servicio que pudiese coger 'in fraganti' a los malhechores.
Los delitos que se imputan a la banda van desde el robo con violencia al secuestro, lesiones, detención ilegal y asociación ilícita. Al agente, además, se le atribuye una supuesta revelación de secretos. Dos de los apresados están acusados de receptación, ya que tenían en su poder un teléfono móvil sustraído en uno de los asaltos, según confirmó la Comandancia el pasado miércoles.
El golpe que dio origen a las actuaciones de la Guardia Civil se produjo el 17 de febrero, en una urbanización de Orihuela Costa. Cuatro encapuchados golpearon, amenazaron y maniataron a los ocupantes de una vivienda. Huyeron con un botín valorado en 110.000 euros, entre dinero, joyas y otros efectos. También se apropiaron de un vehículo de alta gama que, más tarde, fue recuperado en la localidad murciana de Torre Pacheco.
Sólo una semana después, cinco delincuentes repitieron golpe en la misma urbanización. En esta ocasión, la víctima fue retenida en su casa hasta que parte del grupo delictivo pudo efectuar extracciones en cajeros con dos tarjetas facilitadas por el atracado. Además, robaron un coche por el que cobraron un 'rescate' de 10.000 euros, cantidad exigida al propietario para su devolución y que éste hizo efectiva, según el Instituto Armado.
El 17 de marzo, cerca del mismo lugar, hubo un tercer asalto similar. Una familia permaneció secuestrada hasta que los ladrones consiguieron un botín de 6.000 euros. La última fechoría atribuida a la misma organización se produjo en Santiago de la Ribera, en Murcia, donde un hombre estuvo maniatado a un sillón hasta que su esposa entregó 3.000 euros por su liberación. Asimismo, se comprometió a pagar otros 20.000 al día siguiente.