Un caso de juzgado de guardia
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17.03.2011 - Antonio Jiménez González.
Aquí, en este Vélez de nuestras culpas, tiene que estar pasando algo raro y grave, cuando la Estación de Autobuses de la capital de La Axarquía —inaugurada a bombo y platillo por las autoridades locales encabezadas por la Sra. Alcaldesa, no hará más de cuatro meses— ahí sigue estando a la intemperie, a merced de los vientos y la lluvia, sin un servicio público donde, al menos, evacuar un repentino apretón.
Y no digamos nada si usted es tan atrevido como para intentar saber cuáles son los horarios de las salidas de los autobuses: ni una mísera fotocopia que informe de nada, ni un chofer que sepa algo al respecto. Pareciera que sobre la fantasmal estación alguien “desde arriba” (del Ayto. o de la Graells) hubiese ordenado el más mafioso de los silencios.
La deducción de lo que está pasando, tristemente es bien simple: a nuestros políticos la gente de a pié le importamos un pepino. Y no sólo al más responsable, el concejal “saliente” Antonio López. También los que repiten, como las señoras Salomé Arroyo y Sara Sánchez, deberían tener alguna vela en este prematuro entierro. Incluso Marín o Manolito. Y hasta Delgado Bonilla, aunque esté en la oposición.
A propósito de una oposición responsable (ahora que tenemos enfiladas las elecciones), a Don Paco le brindo una oportunidad de hacer méritos con los usuarios de autobuses de Vélez-Málaga y sus alrededores. Muy simple: solicite usted al gobierno que nos alumbra unos servicios de esos de quita y pon que tanto se usan en cualquier feria de pueblo. ¡Ah!, y un ciento de cuartillas con los horarios. No creo que sea mucho pedir (táctica: se trata de pedir poco para hacer posible algo que parece imposible).
De todos modos, no deja de ser escandaloso que, donde a un pobre hombre le cierran la taberna por no tener un lavabo, a una gran empresa como la Alsina Graells Sur no la hayan llevado directa al Juzgado de Guardia por estar funcionando con una estación sin servicios mínimos. Así como suena, sin retrete, sin urinario; ni una despostillada palangana, nada de nada. La Policía Municipal, ¿no sabe?, ¿no contesta? ¿no pasa por allí? Aquí, por fuerza, tiene que haber gato encerrado.
Sra. Directora, muchas gracias por publicar esta carta.