Fernando Olmeda: “El Valle de los Caídos merece algo más”En el blog de Fernando Olmeda (Madrid, 1962) se puede leer una frase de Amy Goodman que dice: “Ir donde está el silencio. Ésa es la responsabilidad de un periodista: dar voz a quien ha sido olvidado, abandonado y golpeado por el poderoso”. Asi lo entendió Olmeda cuando, hace un año y medio, decidió escribir un libro sobre El Valle de los Caídos, porque, como cuenta, “no ha habido un libro sobre el Valle en 30 años de historia reciente”. Ahora, ha llegado el momento de reescribir la Historia, pero sin ánimo de dividir más. El periodista madrileño atendió a El Eco de la Sierra para hablar de “El Valle de los Caídos. Una memoria de España”, con el que ha querido que la gente se acerque al Valle con una visión del S. XXI, sin ideas preconcebidas, “dispuestos al hallazgo y al conocimiento”.
¿Qué objetivo ha querido conseguir con “El Valle de los Caídos. Una historia de España”?Mi objetivo ha sido dar a conocer la historia oculta del Valle, que es vastísima y que no se para el 1 de abril, sino que llega hasta hoy. El objetivo era alumbrar episodios del Valle para que los españoles lo conozcan un poco mejor. Creo que el peso de su historia ha sido demasiado durante décadas. Pesa mucho lo que sabemos de la infancia, y muchas veces hablamos más con el corazón que con la cabeza. A la hora de acercarnos influye mucho la idea colectiva.
Muchas veces esas pequeñas historias individuales que cuenta son desapercibidas por la opinión pública…
El libro no da respuesta a las grandes preguntas que asaltan a los ciudadanos cuando hablan del Valle, pero sí que alumbra 70 años de historia desde que a Franco se le ocurre hasta el 20 de noviembre del 2008. Es un cuaderno de bitácora, o aspira a serlo, y viene a contar los momentos más importantes: tanto los 20 años previos como todo lo de después, porque desde que se acaba hasta que muere Franco cambia la simbología, después de la muerte se convierte en un paisaje muy decidido políticamente. También he querido dar importancia a la intrahistoria, porque quizá la historia alumbra los grandes momentos, pero con mucha frecuencia la intrahistoria queda oculta, por lo que el lector va a encontrar muchas anécdotas y se va a sorprender en cada apartado del libro, porque aparecen pequeñas historias que creo que van a llamar la atención.
De hecho yo me encontré en el libro con un preso que se escapa y se apellida Hontoria, como yo…
Ese es un ejemplo de cómo la historia no ha sido contada, frente a los que dicen que ya está todo dicho. Todos conocemos la gran fuga de Sánchez-Albornoz y Manuel Lamano, en 1948, pero antes y después hubo muchas más, de distintos tipos y con distinta suerte. El libro no da respuestas a todas las preguntas pero todo lo que cuento en él es cierto, fruto de un trabajo de campo bastante extenso y riguroso con la verdad, que es lo que buscamos los periodistas.
¿Por qué ese enamoramiento de Franco por la Sierra de Guadarrama?Franco tiene querencia a la Sierra de Guadarrama. Durante los tres años de la Guerra han ocurrido episodios con carácter simbólico en los que muere mucha gente de ambos bandos, pero algunos dirigentes importantes del lado sublevado mueren en la batalla del Alto del León, como Onésimo Redondo. Por dos razones tiene querencia: por los episodios bélicos y, sobre todo, por la gran fuerza del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. No está muy demostrado documentalmente, pero se cree que recorrió todas las zonas de la Sierra hasta que encontró, junto con el general Moscardó, la zona donde está el Risco de la Nava, y aunque en un primer lugar se fijó en el Altar Mayor, seguramente fue asesorado para elegir el primer risco y erigir ahí su monumento, en un lugar más resguardado del tiempo y del olvido. Aunque esté un poco más bajo que el Altar Mayor, sigue estando por encima de la altitud del Monasterio.
¿Estar por encima del Monasterio era tan importante?Desde luego no pasó inadvertido a los cronistas de la época, que ya hablaban de atalaya de la nueva España, y esa idea de la superación de lo anterior le anima a hacer un gran monumento nacional de gran carga simbólica y que puede equipararse al Monasterio, como era la idea de Franco. Y lo logró, porque 20 años después logra un monumento gigantesco con una gran carga simbólica.
Después de la guerra España estaba en la ruina y, sin embargo, en la obra del Valle de los Caídos se gasta una cantidad ingente de dinero, ¿De dónde saca el dinero Franco?No es tan importante la financiación sino el esfuerzo humano, que supera todo tipo de previsiones. En 1940 sugieren que se haga el monumento en un año, pero, pasados tres, como aquello no avanza porque el granito de Guadarrama es duro de pelar, requiere la mano de obra de obreros penados. Libres y penados trabajan juntos en tres destacamentos: la cripta, el monasterio, y la carretera, quizás el más duro. Cuando llega el 50 y quedan en libertad o han redimido condena, la obra no ha terminado, y en los nueve años que quedan trabajan solamente obreros libres. Las obras se conceden a empresas privadas y, a partir del 52, es Huarte la que toma el relevo. Respecto al dinero, en el libro no hay cifras absolutas. Siempre se ha dicho que fue mediante donativos. En todo caso, fuera de donde fuera, me da la sensación de que el dinero que se gastó fue excesivo en un país con necesidades mucho más acuciantes, sobre todo pan para comer e infraestructuras para recuperar un país arrasado por la guerra.
Los obreros penados preferían estar allí trabajando a destajo que en las cárceles ¿Tan mala era la situación entre las celdas y tan buena la de la construcción del Valle?La situación es las prisiones era terrible: hambre, mínimas condiciones higiénicas, hacinamiento, malos tratos, paseos, sacas… Media España estaba encerrada en las caréceles. La redención de penas fue un sistema que el régimen introdujo para resolver sus problemas de mano de obra y, de paso, descongestionar las prisiones. Lo que algunos llaman trabajos forzados también servían para proporcionar mejores condiciones de vida a los presos con largas condenas, algunas a muerte o 20 y 30 años de prisión. Probablemente en el interior de las prisiones se supiera que en algunos destinos se podía vivir mejor. En Madrid era especialmente duro, por lo que este conocimiento invitaba a algunas personas a ofrecerse voluntarios y seguir cumpliendo condena redimiendo con el trabajo. No es que se viviera bien en Cuelgamuros, pero sí bastante mejor que en las cárceles. Hay que tener en cuenta que en esa época estaba de arquitecto Pedro Muguruza, quien, aparte de ser buen arquitecto, era buena persona, y lo que se cuenta parece increíble: no tienen vallas, ni perímetro de seguridad, ni perros de vigilancia… solo están los pinares de Cuelgamuros como límite. Se debió establecer algún statu quo entre los libres, los capataces, los penados, los funcionarios y la Guardia Civil para lograr la mejor convivencia para todos. En cada destacamento había solamente cuatro funcionarios de prisiones para 200 presos. Las condiciones de Cuelgamuros eran bastantes razonables para la época.
Y aún así hubo bastantes fallecimientos a pesar de que al finalizar las obras se colocara la bandera de España en señal de que no había habido accidentes graves…
En el libro el lector no va a encontrar una cifra, porque no se ha revisado lo suficiente la documentación. Tuvo que haber accidentes, porque la naturaleza de la obra era complicada: abrir una cripta a pico y barrena con dinamita invita a pensar que, unido a las mínimas condiciones de seguridad de la época, se produjeran accidentes. Accidentes de todo tipo: directamente mortales, heridos muy graves que son evacuados a Madrid y fallecen, y personas que sufren de silicosis que también mueren. La contabilidad resulta difícil. Las personas que morían en Madrid no aparecían en la contabilidad de Cuelgamuros, sino en la del hospital correspondiente. Buscar una cifra es un atrevimiento. En esos siete años hubo accidentes de todo tipo, y, pensando que en la época la obra no era muy necesaria, las muertes fueron inútiles.
Incluso Franco estuvo una vez a punto de vivir un accidente en el Valle…
Aquí hay que destacar que el Valle de los Caídos era el sello de identidad que franco quería dejar para la posteridad. El interés enorme que tenia pro supervisar las obras. Era su obra por antonomasia, iba con mucha frecuencia y se dice que incluso sin aviso previo lo que da una idea del interés personal enorme de Franco que, si bien no tenía conocimientos de arquitectura, se documentaba mucho. En el libro aparecen muchas situaciones en las que él marca en un boceto muy rápido por dónde quiere que vaya la cruz… Además de que no se debía fiar mucho de quienes estaban haciendo la obra. En todo caso, una de esas veces él llegó y se adentró en la cripta justo cuando iba a explotar un barreno, y menos mal que un obrero penado le avisó y salió rápidamente, pero la historia estuvo a punto de cambiar.
¿Llegaron a suponer algún tipo de carga adicional el trabajo de los trabajadores penados por su falta de cualificación?No, de ningún caso. Los penados aportaron muchísimo. Trabajaban a la par con los libres. En cada destacamento había un capataz que coordinaba el trabajo de los libres y penados. No eran los funcionarios de prisiones. Hicieron el trabajo más duro en los tres destacamentos. El de la carretera el que más. El monasterio era más de albañilería, pero los funcionarios allí eran más severos. Yo creo que fue una obra ejecutada por personas de todo tipo. Cuando desaparecieron era un trabajo más especializado, aunque, en 1950, Franco ordena ampliar los tamaños de la cripta, que le parecían demasiado pequeñas para la magnificiencia que él quería, por lo que en los primeros años sin trabajadores penados fueron los demás los que tuvieron que hacer un trabajo arduo.
¿Por qué al principio el monumento se crea para homenajear a los libertadores de España y en 1955 ya es para “los que somos hijos de la misma Patria y deseamos para ella la mayor grandeza”?Desde el primer momento se concibió el monumento como el lugar donde reposarían los caídos del bando vencedor en la Guerra Civil. La documentación oficial así lo acredita y la voluntad de los dirigentes del régimen así lo corroboran, y en sus discursos oficiales hablan de “Caídos por Dios y por España” y mártires. El monumento iba destinado solamente a los caídos del bando vencedor. De hecho, en el discurso de inauguración del 59 Franco no habla de reconciliación, aunque, cuando llegan los años 50 el discurso oficial cambia y se empieza a hablar de reconciliación, y lo que era un mausoleo para los del bando vencedor se convierte en un mausoleo para todos. A partir del 59 comienza la operación de traslado de los Caídos desde todos los puntos de España, aunque nunca fueron tratados por igual. Por poner un ejemplo, los del bando nacional tienen la filiación completa mientras que los que proceden de lugares que se identifican como republicanos se identifican como desconocidos. Se uso la presencia de caídos republicanos para engordar el monumento más que para tratarlos de manera igual.
Parece complicado hablar de reconciliación cuando fueron presos políticos republicanos los que lo construyeron en parte…
Aquí no fue prudente Franco, porque debería haber pensado las consecuencias a futuro de usar mano de obra penada para construir el monumento. Lo que sí es cierto es que la mecánica de invitación a los ciudadanos para que trasladen allí a los familiares demuestra que siempre tuvo la intención de que los que reposaran allí fueran del bando vencedor. Muchos alcaldes aceptan el pedido de Franco, porque aportan al Valle y se quitan un resto de la historia de encima que tarde o temprano les iba a ser incómodo. Por eso se quedó en un monumento para conmemorar la victoria en la Guerra Civil y no en uno para todos, por mucho que se diga eso ahora.
Según la historiadora Queralt Solé, las grandes fosas de soldados nacionales se encontraban abandonadas en los campos ¿Por qué, de repente, se decide dar sepultura en el Valle a estos soldados?Principalmente por rendirles homenajes de gratitud. El régimen tiene interés en que los caídos por su causa reposen en un lugar digno. Y no hay más digno que en una basílica menor como era el Valle. En 1960 fue consagrada como basílica, de manera que era un lugar mucho más digno que una fosa común; y luego está el interés de los familiares para que sus familiares no estén en el campo si no en el Valle o en cementerios. Hay gran interés por recuperar a sus muertos. En el bando republicano no hay tanto interés, y eso demuestra por qué hoy en día hay más fosas comunes: porque en su momento no se abrieron, solamente fueron movidos aquellos del bando nacional, los demás no importaban tanto.
¿Franco quería ser enterrado en el Valle de los Caídos?Franco fue previsor, y aunque no hubiera una voluntad expresa, sí que lo expresó a su manera a algunos colaboradores, incluso había alguna persona que asegura ser testigo de un momento en el que Franco le manifiesta esta voluntad de tener un lugar ahí. En el año 74, con la primera enfermedad de Franco se monta un gabinete de crisis en Moncloa. Gabriel Cisneros informa al embajador norteamericano sobre la previsión de honras fúnebres para Franco en caso de fallecimiento, y se habla de que Franco sea enterrado en El Pardo. Un año después es enterrado en el Valle. De tal manera que nadie ha establecido con documentos cuál era la voluntad de Franco. Aunque se manejaron otras posibilidades al final de su vida, como el panteón de El Pardo, donde está Carmen polo ¿Dónde iba a ser enterrado mejor que en su gran obra?En Roma se convive con monumentos fascistas de Mussolini, como el barrio de EUR, que el dictador italiano quería convertir en la Tercera Roma, después de la Roma Antigua y la Roma Cristiana. Allí no hay polémica, no miran atrás. ¿Por qué en España damos tanta importancia a estos símbolos?En primer lugar es necesario conocer en todo su plenitud nuestra Historia reciente para comprenderla un poco mejor. Daría la sensación de que ya está suficientemente contada la Guerra Civil, la Dictadura, la Transición o el reinado de Alfonso XIII, y yo creo que no está contado del todo. Durante muchos años han escrito la historia los vencedores, ahora ha llegado el turno de que otros que antes no habían podido contarla, la cuenten. Respecto al Valle de los Caídos, no ha habido un libro en 30 años de historia reciente. El primero es 1976 ¿Por qué nadie se ha ocupado de hacer un monográfico del Valle? Es una pregunta que me he hecho en este año que he estado preparando el libro. Todo tiene su momento. Llega el momento de reconstruir la historia, y en este caso no hay un conocimiento profundo de qué ha ocurrido ahí en este tiempo. A través del conocimiento se aportan datos que han de complementar el conocimiento previo, y así debemos caminar a la hora de revisar nuestra historia y, sobre todo, asumir nuestra historia. En ese sentido estamos, por ejemplo, estamos 30 años retrasados respecto a Alemania. Nosotros solo llevamos haciendo el ejercicio de asumir lo ocurrido en la dictadura desde el 75, que hemos empezado a mirar atrás, pero conviene seguir revisando la historia. No creo que sea el camino pensar que se reabren heridas porque las generaciones pasan y es necesario que las nuevas generaciones tengan una visión moderna
¿Por eso afirma que la sociedad española necesita ver este monumento con los ojos del S.XXI?Para mí esto es muy importante. El primer mensaje es que lo que se cuenta es cierto, y el segundo es que es un libro para todos. Nace con la vocación de no dividir más, aspira al conocimiento recíproco, y ese es el sentido que he querido darle al libro, para que la gente se acerque al Valle como yo lo hice, sin ideas preconcebidas y dispuestos al hallazgo, porque van a encontrar muchas cosas que van a aumentar su conocimiento y confirmar su opinión o matizarla. No hago más que presentar hechos lo más objetivos posibles. Es un libro para todos. Por talante no es un libro sesgado, ni frentista.
¿Quiénes son todos?Lectores de distintas generaciones. Los jóvenes van a encontrar datos e historias desconocidas que van a alimentar su conocimiento, pero para la gente de más edad es muy atractivo porque le va a recordar muchos momentos de su vida, y especialmente para la gente que vive en la Guadarrama. Todos los lectores que me vean y que me lean y que vivan en la zona de la Sierra, van a encontrar un montón de referencias de la época, porque la obra del Valle no es solo la obra de una gente de Madrid que llegó y se fue, sino que participaron en ella muchísimas empresas de la comarca que suministraban materias primas como madera o piedra. Y luego muchos particulares que llevaban comida, leche o suministros a los obreros. Mucha gente se acercaba a la entrada del valle a vender la leche de la vaca etc.
¿Cómo se consigue convertir el Valle de los Caídos en un ejemplo de lo que no puede volver a pasar?Hay un debate enorme sobre qué hacer con semejante monumento. Es cierto que durante el debate no ha habido nadie que haya pedido que se derribe el monumento, aunque mucha gente lo piensa. Todo el mundo es consciente que como ocurrió con los campos de concentración, parece razonable conservar los lugares donde tuvieron hechos con alto valor simbólico para que la gente lo conozca. Me parece razonable el final de la Ley de Memoria Histórica (LMH) de dar al Valle de los Caídos un uso religioso y no político del lugar, aunque creo que no es más que el principio, no el fin. Tanto el monumento como los españoles merecemos que allí haya algo más. Desde luego que el mantenimiento es modélico, pero no hay allí mucho más que ver más que una basílica, una cripta y una cruz, aparte de un fabuloso paisaje. Sí que creo que la LMH se ha quedado corta en el sentido de que sería razonable colocar allí un museo, ya se vería cómo, convenientemente estudiado y construido.
¿Algún día podrá ser un monumento a la Paz?Es difícil mientras los restos de franco y José Antonio sigan allí. Hoy día es un hándicap importante. Dentro de muchos años quizá podría ser así. La paz y la concordia sí que son dos elementos importantes que debería incorporar el monumento, y un símbolo de la paz y la concordia mayor que una gran cruz no hay nada. Pero sí es cierto que debajo de la cruz, tras 34000 restos, están Franco y José Antonio, y eso es un hándicap importante.
¿Cree que ha cambiado algo desde la aprobación de la LMH?Que se prohíba todo tipo de manifestación política y exaltación de la Dictadura es un salto cualitativo importante. Hace mucho tiempo que el Valle no debe ser considerado un territorio ultra. El propio Padre Abad así lo ha considerado desde un tiempo a esta parte. Sí que es un paso importante, pero no es más que el principio. Lo demás sigue igual: sigue siendo un monumento muy visitado, los monjes benedictinos siguen haciendo su labor, Patrimonio Nacional cuida todo lo bien que puede las instalaciones, y sigue habiendo allí encuentros porque es un lugar muy agradable; pero creo que se queda corto, el Valle de los Caídos merece algo más. Un impulso para que los españoles y los extranjeros lo conozcan un poco más y que poco a poco se vaya integrando de modo natural en la idiosincrasia colectiva. Ojalá que sea así, ojalá que sea así.
Por Nacho G. Hontoria
El Eco de la Sierra