Corrupción en Baleares
Cursach, padrino sin piedad: drogas, políticos, policías, putas y un 'fiambre' "A este dale medicina", habría dicho el 'capo' del ocio en las Islas Baleares para liquidar a un testigo. Los tentáculos de 'Tolo', como se le conocía, llegaban a las esferas políticas y policiales.
/A Bartolomé Cursach, dueño de varias discotecas en Mallorca, se le atribuyen varios delitos, entre ellos el de homicidio. /Cati Cladera /EFE
›Raquel Agüeros ›@aguerosraquel
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Bartolomé Cursach, Tolo para los amigos, empezó de la nada, cuenta a EL ESPAÑOL alguien que conoce al personaje desde hace años. Su padre era el conserje del Club de Tenis de Palma, lo que le sirvió para rodearse de gente bien y dejar de mirar al futuro desde la humilde garita de su progenitor. Hombre encantador y con natural don de gentes, "de trato cojonudo", explica a EL ESPAÑOL alguien que lo conoce desde hace años: "Pero era un capo, sí". Y añade: "Encontrarás fotos suyas con chicas guapas, pero dudo que ninguna sea menor de edad. ¡Es que adora a su hija pequeña! No me creo que haya matado a nadie".
Tolo es el empresario del ocio nocturno balear detenido esta semana por la Policía. Está acusado de los delitos de homicidio, corrupción de menores, narcotráfico, pertenencia a organización criminal, extorsión, blanqueo, cohecho, amenazas, estafa, coacciones, delito fiscal, tráfico de influencias y a un delito contra el derecho de los trabajadores.
Cursach se convirtió en el empresario de la noche en Mallorca por excelencia. Controlaba los territorios de Palma, El Arenal -reducto de alemanes- y Magaluf -paraíso británico-, en Calvià. En éste último lugar regentaba la macrodiscoteca BCM, a la que bautizó con sus iniciales (Bartolomé Cursach Mas).
El juez Manuel Penalva recoge en su auto el testimonio de una mujer: "Bartolomé Cursach había decidido acabar con la zona de la Lonja y Santa Catalina para que acudieran a sus locales". Los dos son barrios en el centro histórico de Palma. El empresario quería potenciar la asistencia a sus locales, como las discotecas Tito's o Pachá, en el Paseo Marítimo de Palma.
Discoteca Tito
/Discoteca Tito
El sumario judicial, de 25.000 folios, investiga una de las mayores tramas de corrupción en Mallorca. Uno de los testigos protegidos declaró que Cursach, para el que había trabajado durante años, estaba relacionado con el narcotráfico. También declaró sobre el presunto homicidio de Chema, otro empleado del empresario, al que se le encontró muerto tras una discusión por un asunto de drogas: "Cursach se lo cargó", apuntó. "A este dale medicina", habría ordenado el magnate de las discotecas.
Otro ex trabajador de Cursach declaró que el empresario facilitaba coca a sus empleados para que trabajasen mejor. Y explicó cómo un trabajador, enfermo de drogadicción, también falleció por sobredosis.
Los tentáculos políticos y policiales
Los tentáculos del hasta ahora intocable Tolo Cursach llegaban hasta esferas policiales y políticas. Su mano derecha era Tolo Sbert, director general de Turismo cuando Gabriel Cañellas, del PP, presidía el Govern balear. "[El grupo empresarial de Cursach] se servía de diversos agentes y mandos policiales para literalmente machacar a la competencia". Lo hacían "a base de inspecciones con el fin de que no levantaran cabeza". La mayor parte de los testigos de la causa, protegidos o no, son personas con negocios de ocio nocturno mallorquín.
"El otro lugarteniente de Cursach sería Antonio Bergas -reza el auto-, responsable de conseguir influencias en diversos ámbitos por sus contactos en la Policía Local y la política de la isla". Bergas, que no ingresó en prisión provisional, era el responsable de contratar "a los agentes de la Autoridad para prestar servicios al Grupo Cursach". Y, a través de intermediarios, hacían desaparecer las sanciones interpuestas a sus locales.
Bergas, que había sido inspector policial, sabía las fichas exactas que tenía que colocar para que el puzle siempre favoreciese a Cursach. Él era, de acuerdo al auto, el responsable directo de informar a los encargados de los establecimientos del grupo sobre "las revelaciones dadas por funcionarios públicos a sueldo de la trama". Es decir, sobre futuras inspecciones -"escasas", dice- que se iban a hacer en alguno de los locales.
Varios agentes manifestaron que "había órdenes no escritas de que toda actuación de la Patrulla Verde en la zona de la Playa de Palma se debía comunicar a través de la emisora, de modo que el elemento sorpresa que debe acompañar a toda actividad inspectora automática e interesadamente eliminado".
Cursach sabía cómo evitar los envites de la Policía. En el año 2014 la Policía Local de Palma multó al Grupo Cursach con sanciones mínimas: en total, a 6.500 euros. En 2015, el montante llegó a los 17.700 euros. Y el verano pasado, al levantarse parcialmente el sumario, las sanciones ascendieron hasta los 185.000 euros. Una prueba del poder fáctico del magnate.
José María Rodríguez, ¿implicado?
Según recoge el sumario, el empresario no pagaba muchas multas, pero sí otras dádivas. Cerraba locales para agasajar a sus invitados especiales con barra libre de alcohol, coca y sexo. Una joven de nacionalidad rumana declaró ser menor de edad cuando, a finales de 2014, empezó a trabajar en un puticlub nada más llegar a la isla: "Los policías nunca pagaban y había fiestas con políticos", afirmó.
Orgías en las que en los mentideros locales se situaba a uno de los políticos históricos del Partido Popular de Baleares, José María Rodríguez, el hombre que controlaba el partido en Palma y que era capaz de movilizar el voto en un sentido o en otro. El pasado verano se hizo público el sumario del caso. En él ya aparecía Rodríguez como "el artífice en la sombra del organigrama corrupto" ideado en la Policía Local de Palma. Rodríguez, una vez que se publicó parcialmente el contenido de la investigación, solicitó declarar de forma voluntaria. El juez tardó quince días en citarle a declarar como investigado (antes imputado).
Fue el fin de la carrera política de un hombre que llegó a ser Delegado del Gobierno en Baleares cuando Rajoy ganó sus primeras elecciones generales. El puesto le duró poco: ordenó investigar a la Guardia Civil después de que El Mundo publicase que le investigaban en una pieza del caso Gürtel.
Rodríguez cayó, pero mantuvo su cargo en el PP como presidente de la Junta Territorial de Palma. Génova no le sostuvo más cuando fue imputado en julio de 2016. En la rueda de prensa donde anunció su "dimisión", Rodríguez desmintió los hechos: "Niego haberme beneficiado de ningún favor sexual", dijo acompañado por las caras desencajadas de sus leales en el partido.
El entorno de Cursach niega los hechos
Entre sus negocios Cursach posee el gimnasio MegaSport, cuyo lema es "Un estilo de vida". Se publicita como el centro que "rompió el concepto de gimnasios en Baleares". Una persona habitual del gimnasio recuerda cómo llegaba Cursach a la cafetería: "Era muy fanfarrón y le gustaba rodearse de todo tipo de gente que le adulaba". Y añade que Cursach nunca fue bien visto por los grandes empresarios tradicionales de la isla al considerar que su manera de hacer negocios rompía con las normas no escritas dentro del mundo de los negocios.
Es difícil encontrar a un turista extranjero que se vaya de Mallorca sin haber visitado la discoteca BCM de Magaluf. Cada año pisan el recinto más de 300.000 personas y hace un mes la revista británica de música electrónica Dj Mag la seleccionó como una de las cinco mejores discotecas del mundo. Nació en los 80 y desde hace cuatro años ha ido escalando posiciones en la lista hasta situarse en el top five de la publicación. Sin embargo, 27 años después de su apertura, resulta que la que se convirtió por un tiempo en la discoteca más grande de Europa carece de licencia. El negocio tenía una imagen de éxito nocturno hasta la aparición del famoso vídeo en el que una joven le hacía una felación a un chico, en medio de un bar de Punta Ballena, ante los aplausos del resto de clientes que esperaban a que les ocurriese lo mismo.
Hasta entonces el balconing había sido la mayor atracción de la zona, cuando turistas hasta arriba de alcohol practicaban saltos desde balcones de las habitaciones hasta la piscina del hotel. El mamading sustituyó al balconing, pero ninguna de las dos actividades se ha extinguido. Incluso el dueño del bar donde se grabó el vídeo, que se hizo viral, declaró con absoluta normalidad que el mamading se practica en la zona desde hace más de cuarenta años.
La detención de Cursach y su posterior ingreso en prisión provisional es un paso de gigante en la investigación de un juez autorizado a llevar pistola -por si las moscas-. Primero cayeron los de abajo, los policías rasos; después sus jefes y ahora él.
El entorno del encarcelado niega los presuntos delitos cometidos por el magnate. Cursach está felizmente casado -"por lo menos aparentemente", detalla un amigo suyo a EL ESPAÑOL- con su segunda mujer. Vivía con ella en su impresionante finca de Es Puntiró junto a su hija pequeña (de su primer matrimonio nacieron una chica y un chico). "Lleva años dando dinero a una ONG muy famosa en España", pero amenaza con que si sale a la luz dejará de hacerlo. Gran jugador de póker los lunes, por la tarde organizaba timbas en casa con sus hasta entonces amigos.