Brotes verdes?
Génova percibe un positivo remonte en los sondeos
Madrid se mueve: Aguirre y Cifuentes despiertan de su letargo a los votantes del PP
La designación de Aguirre a la alcaldía de Madrid fue una operación accidentada. La de Cifuentes a la Comunidad, no tanto, aunque llegó precedida del brumoso episodio de la lapidación de González. El experimento empieza a dar sus frutos, según los estudios que manejan en Génova.
La batalla de Madrid será uno de los episodios más intensos de la próxima cita electoral de mayo. El Partido Popular se arriesga a perder el mando de una de sus plazas más simbólicas y paradigmáticas de España. La designación de Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes en el ticket por la alcaldía y la Comunidad empieza a ofrecer algunos frutos. Los sondeos internos anuncian un leve repunte en ambas candidaturas, aunque permanecen aún muy alejadas de la mayoría absoluta de que ahora disponen.
Mariano Rajoy se lo pensó y tardó en decidirse. Ordenó primero la defenestración de Ignacio González en un movimiento estrepitoso que se llevó por delante al actual presidente de la Comunidad, posiblemente uno de los gestores más eficaces de los que tiene el partido. Madrid es, ahora mismo, una región puntera en cuanto a crecimiento económico, creación de empleo, inversiones, respeto al déficit y fiscalidad relajada. Las sombras de la corrupción y una singular maniobra mediática le cerraron el paso a González, quien estaba convencido de su continuidad.
Disputas y crisis
La designación de Aguirre también estuvo envuelta en pulsos y tirones que provocaron enorme ruido y malestar en el seno de la formación
La designación de Aguirre también estuvo envuelta en pulsos y tirones que provocaron enorme ruido y malestar en el seno de la formación. La lideresa del PP aceptó renunciar a la presidencia regional del partido en el caso de resultar elegida alcaldesa y se hizo la paz. Finalmente, la designación de Cristina Cifuentes, actual delegada del Gobierno, para el sillón de la Puerta del Sol resultó, al lado de estos episodios, un bálsamo apacible.
Génova asistía en los últimos meses a una caída del PP en sus sondeos internos en casi toda España. Pero Madrid es la gran preocupación. Y lo sigue siendo. Sin embargo, algo ha empezado a cambiar, de acuerdo con fuentes de la cúpula de la formación. El 'efecto Aguirre-Cifuentes' ya empieza a arrojar sus frutos, con un tímido repunte en las mediciones metroscópicas. Nada espectacular, pero al menos la curva se mueve, según estas fuentes.
Todavía no ha empezado siquiera la precampaña pero el tirón mediático de esta pareja de damas es evidente. Ambas protagonizan una 'tour de force' los medios de comunicación que, sin duda, está produciendo un efecto positivo. Y complementario. Así, mientras Aguirre sostiene una inteligente enganchada en la SER, Cifuentes se explaya en sus propósitos de suprimir aforados y dar la batalla contra la corrupción. No son un Jano de doble faz pero sí una pareja que funciona. Al menos, de puertas afuera.
Bien es sabido que la relación entre ambas fue buena y ahora podría ser mejor. Tienen aún que negociar el delicado asunto de la elaboración de las listas. Génova pretenderá, como es costumbre, vigilar los carteles electorales e introducir algunos nombres. También Esperanza tiene compromisos adquiridos con algunos alcaldes de la Comunidad, sus fieles, que quizás no resulten adecuados bajo el severo prisma de Cristina. No llegará la sangre al río, comentan desde una de las dos partes, pero quizás se produzca alguna fricción. Los casos de la Púnica todavía están abiertos y salpica a muchos dirigentes populares de la provincia.
Un respiro de alivio
Desde el partido se contempla la 'pasarela madrileña' con preocupación pero con un cierto respiro de alivio. Las encuestas de principios de año resultaban estrepitosas. Al menos se ha frenado la caída. También ayudan los rivales. Ángel Gabilondo aparece bien valorado en los sondeos, aunque se piensa que hay confusiones en el apellido con su hermano, el popular periodista radiofónico Iñaki. Antonio Carmona, el aspirante al Ayuntamiento, lleva a cabo una campaña abrupta y desigual, basada en su vitola de tertuliano y en una bonhomía natural. Su etapa de escudero de Tomás Gómez, el líder madrileño fulminado por Pedro Sánchez, no le beneficia.
En los partidos emergentes, verdaderas 'pirañas' para los dos grandes, tampoco aparecen aspirantes relevantes. Ciudadanos, que puede arrebatarle un buen trozo de la tarta al PP, presenta a dos jóvenes desconocidos, Begolla Villacís e Ignacio Aguado. Cierto que en Andalucía nadie conocía a su candidato y aun así consiguió nueve escaños. La fuerza de la marca. En Podemos se saldrá de dudas en las próximas horas, pero será José Manuel López, también de escasa relevancia social, el hombre de Pablo Iglesias para la Comunidad. IU y UPyD tienen severos problemas internos y así se refleja en los estudios de opinión, donde apenas se les conceden posibilidades de hacerse un hueco en las instituciones.
Aguirre y Cifuentes no han perdido ni un minuto. Ambas hiperactivas y entregadas a la causa, han logrado despertar cierto interés entre su electorado, abúlico o cabreado. Cierto que Aguirre moviliza a los suyos y cabrea a los ajenos, pero de eso se trata. La penetración de Ciudadanos es el principal problema para el PP, como reconoció el propio Rajoy a la vista de los resultados en las andaluzas. Todos los votos de la escuadra de Albert Rivera provienen de exvotantes del PP. Algunos también se encaminan hacia el PSOE para cerrar el paso a Podemos, que se contempla como un peligro, pero ya menor.
Nadie cuenta con reeditar las mayorías absolutas en Sol y Cibeles que se lograron hace cuatro años pero, sí, al menos, lograr una base suficiente para poder negociar acuerdos o pactos de gobierno. Aguirre tiene muy buenas relaciones con Ciudadanos. Cifuentes es la reina del diálogo. Madrid era, para Rajoy, lo más parecido a un infierno. Ahora es, tan sólo, un severo quebradero de cabeza. Algo va mejorando.