Hay esbozos de ellos; hay ideas... pero no suelen salir en los medios, no tienen altavoces, ni tienen la fuerza ni la presencia suficiente para modular modos de vida y, lo que es peor, los demonios, como siempre han hecho, se disfrazan de santos, de apostoles... y su voz es suave y seductora para tentarnos. Saben que tan solo es necesario que les escuchemos para, como en el caso de las sirenas de La Odisea, anular nuestra voluntad. Y les dedicamos tiempo, es casi imposible no hacerlo. Están en todos lados, en la tele, la radio, los escaparates y ya se han multiplicado como clones... las personas somos maniquíes y la expresión corporal un pose aprendida... ya no estamos capacitados para ver los ángeles, los santos y las guía. De acuerdo con la expresión de Goethe estamos totalmente perdidos... porque ni siquiera sabemos a donde queremos ir.