Cambio de destino y ascenso
Se da la circunstancia de que tras el cambio de subsecretario de Defensa (del que dependen los Cuerpos Comunes, y por tanto, la Academia Central de la Defensa) en junio de 2018, en julio el teniente coronel Lago fue apartado del cargo de jefe del Batallón de Alumnos de esa academia.
Tras cesar, fue destinado a un puesto en la estructura del Ejército de Tierra: la Jefatura de Sistemas de Información, Telecomunicaciones y Asistencia Técnica del Ejército de Tierra. Además, ascendió de teniente coronel a coronel.
Conseguir que fuera apartado
El coronel Lago declaró ante el instructor de la información previa a comienzos de noviembre de 2018. Se ratificó en el parte, aunque admitió que no tenía más pruebas que una captura de Instagram y la declaración de testigos de los que no había constancia documental para demostrar que el alférez cadete denunciado había grabado el vídeo.
Añadió una nueva explicación sobre el objetivo del “grupo clandestino”: según él, los miembros de la red obligaban a los cadetes que habían tenido contactos con oficiales del Batallón de Alumnos a contarles lo que habían hablado con los mandos. También les instaban a realizar grabaciones para “conseguir que el coronel Lago [es decir, él mismo] fuera removido de su destino como Jefe del Batallón de alumnos de la ACD”.
El subsecretario de Defensa decidió en febrero de 2019 que se abriera un expediente disciplinario sobre este asunto por una posible falta grave.
Una teniente auditor del Cuerpo Jurídico Militar se hizo cargo del expediente, como instructora. En el acuerdo de inicio del expediente disciplinario consideró que había elementos suficientes para suponer que el cadete grabó el vídeo en las maniobras de febrero de 2018, que había remitido un artículo a El País, que incitaba a otros compañeros a grabar audios y vídeos de los oficiales del Batallón de Alumnos, que hablaba con un “Señor X” para consultarle cómo obrar, y en definitiva, que trataba de “echar abajo” el sistema del Batallón de Alumnos para que dejase de estar al mando del mismo un teniente coronel de Infantería.
A su juicio, estos hechos podrían constituir una falta grave (no ‘muy grave’, como consideró el teniente coronel denunciante) de “falta de respeto o subordinación a los superiores en la estructura orgánica u operativa e inobservancia de sus órdenes o instrucciones, así como de los requerimientos que reciba de un militar de empleo superior referentes a las disposiciones y normas generales de orden y comportamiento”.
Es decir, le acusaba de faltar al respeto a los superiores, o incumplir sus órdenes. Al ser alumno de un centro docente, no se le podría aplicar la sanción de pérdida de destino ni la sanción económica de ocho a quince días de haberes; pero sí advertía que, de ser probada su responsabilidad, le podrían arrestar de 15 a 30 días, o bien expulsarle del centro docente militar donde se estaba formando.
Archivada la investigación
Durante varios meses de 2019 la instructora tomó declaración al expedientado, así como a numerosos cadetes de la Academia Central de la Defensa, como testigos de los hechos. Esas declaraciones no apuntalaron la acusación.
El procedimiento disciplinario se terminó archivando, con una resolución que señaló que las acusaciones contra el alférez cadete, supuesto cabecilla de la “red sediciosa”, no habían podido ser probadas. Así que se archivó el expediente y se declaró sin responsabilidad al expedientado.
No hubo, por tanto, ninguna sanción directa por este asunto contra ningún cadete, porque no se llegaron a probar las acusaciones mantenidas por el teniente coronel en sus partes e informes.
ECD ha podido saber que esa resolución, sin embargo, no puso punto final al conflicto interno que se vivía en la academia, pese a que el teniente coronel que dio el parte ya había sido enviado a otro destino.
Tanto antes del parte de mayo de 2018, como después, y aún en fechas recientes, se han ido sucediendo expedientes, sanciones disciplinarias, recursos administrativos y judiciales, y distintas circunstancias que han supuesto obstáculos en la carrera académica de los aspirantes a médico militar que fueron señalados en ese informe sobre la “red clandestina”.
El Supremo anula dos arrestos
La novedad más reciente sobre este caso es una sentencia del Tribunal Supremo, que da la razón a otro de los supuestos miembros de esa presunta red acusada de grabar y filtrar vídeos.
Tal y como recogió el diario El Español recientemente, el Tribunal Supremo ha estimado el recurso de casación contencioso-disciplinario militar que ese cadete interpuso para anular dos sanciones de arresto (de 20 y 30 días, respectivamente) que le impusieron en la Academia Central de la Defensa. Estas sanciones tuvieron origen en un choque entre ese cadete y el teniente coronel Lago en octubre de 2017, cuando los alumnos de la academia realizaban un ensayo en la Base Aérea de Getafe para el desfile del 12 de octubre.
Otro de los alumnos de la Escuela Militar de Sanidad que fue incluido como miembro de la supuesta “red clandestina y sediciosa”, fue arrestado en enero de 2017 por acumulación de sanciones. Se le abrió un expediente por falta grave, que podía suponer su expulsión de la academia y una condena penal de hasta seis meses de cárcel.
Cuando finalmente fue sancionado con varios días de arresto, presentó un recurso de alzada, que tuvo que resolver el teniente coronel Lago. En esa ocasión, el teniente coronel le dio la razón, y el asunto se cerró sin responsabilidad para el cadete. Pero además éste quiso reclamar una indemnización por el arresto injustificado, que le impidió asistir a una celebración familiar. Consiguió en 2019 que el Ministerio de Defensa le pagara unos 400 euros.
El jefe accede a una denuncia contra él
El alumno que fue expedientado por la supuesta “red clandestina” también denunció ante los tribunales al teniente coronel Lago. El alumno luego señalado como “cabecilla” de la red elaboró un informe que elevó al subsecretario de Defensa, Arturo Romaní, en abril de 2018.
En ese documento, el alférez cadete denunciaba “posibles situaciones de acoso, desprecio, abuso de autoridad y humillaciones por parte de oficiales del Arma de Infantería”. El cadete había sido antes teniente de Infantería, del Ejército de Tierra.
Decidió cambiar de especialidad y hacerse médico militar. Para realizar los exámenes de ingreso, tuvo que pedir permiso cuando estaba destinado en Afganistán. Ahí, denunciaba en el informe, comenzó el acoso por parte de oficiales de Infantería que le despreciaron y perjudicaron, según él, por considerar que estaba cometiendo una “traición” al dejar la Infantería por el Cuerpo Militar de Sanidad.
El caso llegó incluso a un juzgado de instrucción y a la Policía, que investigaron la difusión de fotos privadas por grupos de WhatsApp de militares.
También recogió sucesos más recientes: todos ellos supondrían, según él, “posible trato de menosprecio” ya por el teniente coronel (de Infantería) José Ramón Lago como jefe del Batallón de Alumnos de la academia.
‘Chivatazo’
Lo llamativo del asunto es que el teniente coronel Lago dio parte de este informe, que el alumno envió al subsecretario de Defensa al margen del conducto reglamentario. Es decir, el teniente coronel accedió a un documento que el alumno no le hizo llegar a él y al que en principio no debería haber tenido acceso.
El teniente coronel informó al director de la Academia Central de la Defensa de que “se ha tenido conocimiento de que el Alférez Cadete […], principal instigador de la red sediciosa de la que se ha informado, ha remitido este informe al Subsecretario de Defensa al margen del conducto reglamentario, aunque desconoce la vía y no se tiene la certeza de que lo haya hecho ya”.
Señalaba en su escrito el teniente coronel que “ciertos alumnos comentan que uno de los objetivos es que el Batallón lo mande un TCOL de Cuerpos Comunes o la desaparición del mismo y la vuelta a la antigua organización, y para conseguirlo están dispuestos a todo”.
En el parte de Lago se incorporaron fotos que mostraban la pantalla del ordenador portátil de ese alumno, donde estaba escribiendo el documento que iba a enviar al subsecretario. El teniente coronel aseguró que las fotografías le llegaron de forma anónima, pero otras fuentes conocedoras del asunto recuerdan que, en el informe sobre la “red sediciosa”, Lago admitió que había un “topo” (“Alumno B”) entre los cadetes.
El escrito del teniente coronel consistía en transcribir fragmentos del escrito del alumno al subsecretario -al que no podía acceder, en teoría-, y responder a las acusaciones que se hacían contra él.
Denuncia ante el Tribunal Militar Central
Cuando el alférez cadete se enteró que se había dado parte contra él con unas fotografías tomadas de lo que estaba escribiendo en su portátil, decidió denunciar al teniente coronel Lago ante el Tribunal Militar Central.
Consideraba que se había vulnerado su derecho a la privacidad, y que además se habían obtenido de forma ilegal unas pruebas que se iban a utilizar en un procedimiento interno.
El teniente coronel Lago aseguró que alguien había echado esas fotos por debajo de la puerta de su despacho. La denuncia del alumno contra el teniente coronel quedó archivada por el Tribunal Militar Central, al no quedar demostrado que ese mando hubiera accedido al ordenador del alumno.
Uso de divisas de teniente de Infantería
Otro punto de conflicto entre este alumno y el teniente coronel fue el uso por parte del alumno de las divisas de empleo de teniente del Ejército de Tierra, que solicitó poder portar en su uniforme.
En el escrito enviado al subsecretario de Defensa en su día, denunció que el jefe del Batallón de Alumnos le llamó al despacho y ante otro oficial le reprochó al alférez cadete haber presentado ese escrito: según el informe, Lago le llamó “desleal” por esa solicitud, y le preguntó “por qué quieres vestirte de teniente de Infantería, disfrazarte”, en un tono que él percibió como de “claro ánimo ofensivo y de desprecio o burla”.
En su “contrainforme”, el teniente coronel Lago aseguró que todas esas acusaciones no eran más que una avalancha de mentiras, falsedades o interpretaciones absurdas, y que simplemente le había dicho al alumno que le parecía desleal no haber presentado por conducto reglamentario la instancia para utilizar las divisas. Además, señaló que por este hecho no se tomó medida disciplinaria ninguna contra el alférez cadete.
Veto al ascenso a capitán
Más recientemente, este mismo alumno -que ya terminó su formación en la academia y es oficial médico- ha presentado una demanda contencioso-administrativa contra la negativa del Ministerio de Defensa para reconocerle el escalafón y la antigüedad que tenía como teniente de Infantería, antes de entrar en la Academia Central de la Defensa para convertirse en médico militar.
Este militar ya era teniente del Ejército de Tierra, y decidió formarse pasar a ser teniente médico. Su solicitud era que el tiempo pasado como teniente de Infantería y en la academia se tuviera en cuenta en la evaluación para ascender al empleo de capitán. También pidió ser escalafonado con una antigüedad que tuviera en cuenta que él ya era teniente, y que se le permitiera elegir destino el primero de su promoción.
La directora general de Personal del Ministerio de Defensa desestimó esa petición para que se constituyera una junta de evaluación para el ascenso a capitán, al considerar que no cumplía los requisitos de tiempo de servicio en determinados destinos.
El teniente recurrió y la actual subsecretaria, Amparo Valcarce, desestimó el recurso de alzada. Así que el teniente ha presentado una demanda contencioso-administrativa ante la Audiencia Nacional.
En su demanda, este teniente se acoge al artículo 62.4 de la Ley de la Carrera Militar. También critica que la administración ha interpretado las normas sobre ascensos de manera “dispar”. A juicio del demandante, el general director de la academia obvió por completo lo dispuesto en la disposición adicional de la Orden Ministerial 19/2009, que dispone que “cuando [...] un militar acceda a una escala de diferente cuerpo y del mismo nivel que la de origen, el orden de escalafón en la nueva escala se obtendrá, conservando el empleo, la antigüedad en el mismo y el tiempo de servicios en la escala de origen”.
De hecho, el subdirector general de Personal Militar del Ministerio de Defensa expresó sus dudas sobre cómo interpretar la norma en ese caso, y dejó constancia por escrito de que no compartía los criterios expuestos en el informe de la Academia Central de la Defensa que denegó la evaluación para el ascenso a capitán.
Obligados a cursar un año más
Los nuevos tenientes y sargentos del Cuerpo Militar de Sanidad recibieron el pasado 7 de julio los despachos que acreditan que han concluido su formación en la Academia Central de la Defensa. Entre los nuevos tenientes médicos se encontraban varios alumnos que tendrían que haber concluido esta etapa hace un año, pero que se vieron obligados a cursar un año más en la Escuela Militar de Sanidad (EMISAN), de la Academia Central de la Defensa.
Confidencial Digital ha podido saber que esta circunstancia afectó a cuatro de los 21 alumnos que en el curso 2019/2020 estaban estudiando el último curso de Medicina, 6º. Los afectados fueron varios alumnos que al llegar al sexto año de Medicina, no se matricularon de todas las asignaturas de ese último curso por arrastrar aún asignaturas pendientes de cursos anteriores. Sin embargo, en el primer cuatrimestre del curso, superaron las asignaturas y algunos solicitaron una ampliación de créditos para poder terminar en el segundo cuatrimestre todas las asignaturas de 6º y egresar, terminar la academia, con su promoción.
La Academia Central de la Defensa denegó la solicitud, alegando que había pasado el plazo para modificar las matrículas. Pero un alumno militar afectado tuvo conocimiento de que otra alumna de Medicina del mismo curso, pero civil que estudiaba en la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) con la que tiene convenio la academia militar, sí había recibido permiso para ampliar matrícula y a mitad de curso le habían dejado matricularse para hacer el Trabajo Fin de Grado Máster.
Este alumno presentó distintos recursos y escritos ante la Universidad de Alcalá de Henares, la Academia Central de la Defensa y el Ministerio de Defensa, que denegaron las solicitudes. Por todo ello, este alumno y algunos otros en su misma situación fueron forzados a matricularse un séptimo año para terminar 6º curso, del que sólo les quedaban el Trabajo Fin de Grado y dos asignaturas del módulo militar.
Entre los alumnos afectados por este retraso, obligados a cursar un año de más como alumnos de Medicina, se extendió la sensación de que los mandos de la academia les ponían obstáculos y trabas injustificadas.
Algunos habían sido incluidos en su día en el organigrama de esa supuesta “red sediciosa” en la Academia Central de la Defensa. Por eso sospechaban que les había perjudicado ese asunto años después.
El autor del informe, el teniente coronel Lago, ya no formaba parte de la academia, pero algunos de sus colaboradores en la etapa de jefe del Batallón de Alumnos continuaban en puestos de responsabilidad en la Junta Docente que respondió a varias solicitudes y recursos de estos alumnos.
Pulso por los “externados”
Las fuentes consultadas por ECD sobre este asunto añaden que uno de los alumnos afectados, también citado en el informe como supuesto miembro de la red, fue dado de baja por motivos psicológicos. También señalan otras “represalias” u obstáculos que se encontraron antes y después de dicho informe: partes médicos que les declaraban no aptos para el servicio a dos de los “sediciosos”, que luego fueron anulados al pasar la junta médico pericial; negativas a pagarles maniobras, o a dejarles irse de permiso cuando ya tenían billetes pagados...
Salvo el caso del teniente de Infantería que se cambió a Medicina, casi todos los señalados en el informe sobre la “red sediciosa”, y que se vieron involucrados en expedientes y sanciones, eran previamente militares que procedían de la Escala de Tropa y Marinería, y que habían decidido dar el salto a la Escala de Oficiales, pero en Medicina.
Muchos de ellos, según explican a ECD personas conocedoras del asunto, solicitaron el externado: es decir, poder vivir fuera de la academia tras los primeros meses internos. Sus solicitudes fueron sistemáticamente denegadas por el jefe del Batallón de Alumnos, el teniente coronel Lago, que les transmitió la idea de que para ser buen militar había que estar interno en la academia. Los afectados le acusaron, en informes y escritos de queja, de despreciar a los alféreces cadetes, aspirantes a tenientes, que procedían de la Escala de Tropa.
Defensa no responde
Para recabar la versión oficial sobre este asunto, Confidencial Digital se ha puesto en contacto con el Ministerio de Defensa ya que, a diferencia de las academias de Tierra, Armada y Aire (que dependen de los respectivos ejércitos), la Academia Central de la Defensa depende de la Subsecretaría de Defensa, responsable de los Cuerpos Comunes. Al cierre de esta edición, el ministerio no ha contestado a las reiteradas consultadas de ECD.
ECD sí pudo recabar la versión del coronel José Ramón Lago sobre todos estos conflictos en la Academia Central de la Defensa.
Este coronel asegura que de las cuestiones mencionadas en esta noticia, así como de “partes, noticias en redes sociales, informaciones proporcionadas espontáneamente por los alumnos, disconformidad de alumnos por decisiones tomadas por parte del director [de la academia] en el ejercicio de sus competencias, como la concesión o no de externados” se informó “puntualmente, por escrito y por conducto reglamentario, a las autoridades responsables y se dieron los partes correspondientes”.
Ahí, asegura este coronel, finalizaron sus “responsabilidades y cometidos” como jefe del Batallón de Alumnos de la Academia Central de la Defensa.
El coronel Lago añade también que “la Dirección de la Academia, los Servicios Jurídicos del Ministerio, e incluso en algún caso los Tribunales de Justicia, según correspondió, estudiaron puntualmente cada uno de esos asuntos, determinando en cada caso las resoluciones correspondientes”.
Asegura que “como es natural, todos los procedimientos se realizaron con plenas garantías para los afectados, con total libertad para la aportación en cada caso de los testimonios personales o documentales que cada uno consideró, y con la asistencia jurídica correspondiente”.
Sobre las sanciones impuestas a un alférez cadete por el director de la academia, que fueron después anuladas por los tribunales, señala que su única intervención “fue la prevista por la ley, es decir, la remisión de los partes correspondientes”, y que, en cualquier caso, no tiene juicio alguno que hacer sobre la sentencia que ha anulado las sanciones.